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Crónica:BARCELONA 2 - MÁLAGA 1 | 24ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Pedro y Messi, una sociedad letal

En un partido de máxima dificultad, los azulgrana abaten al Málaga al final

Ramon Besa

Los jugadores diferentes son imprescindibles incluso en los equipos confeccionados con futbolistas muy parecidos, sobre todo por su manera de entender el juego, por no decir que a veces se diría que los once son iguales porque participan de los mismos vicios y virtudes. Ningún ejemplo mejor que el del Barça. Abusaban ayer los azulgrana de su fútbol de salón, tan bien elaborado como mal finalizado, incapaces de salir del guión que exige que sólo cuentan los goles que se marcan cuando el futbolista entra en la red. Hasta que apareció Pedro y se sacó un tiro desde fuera del área, una suerte inédita en el Barcelona.

El gol de Pedro tuvo un efecto decisivo sobre la suerte del partido, imposible hasta entonces para los azulgrana. Al Málaga no le llevó mucho tiempo ni esfuerzo alcanzar el empate en una excelente tuya-mía de Obinna y Valdo. La respuesta del Barcelona, sin embargo, fue instantánea porque entonces ya se habían soltado y enchufado los especialistas, laterales omnipresentes como Alves, volantes exquisitos de la talla de Xavi y un delantero único como Messi, que rubricó la victoria con un gol ya muy visto en el Camp Nou.

BARCELONA 2 - MÁLAGA 1

Barcelona: Valdés; Alves, Puyol, Piqué, Maxwell; Xavi, Busquets; Pedro (Bojan, m. 85), Messi, Iniesta; e Ibrahimovic. No utilizados: Pinto; Márquez, Chigrinski, Milito, Touré y Henry.

Málaga: Munúa; Manolo Gaspar, Stepanov (Edu Ramos, m. 16), Weligton, Manu Torres (Valdo, m. 46); Juanito, Toribio; Fernando, Baha (Forestieri, m. 71), Duda; y Obinna. No utilizados: Arnau; Xavi Torres, Valdo, Edu Ramos, Juanmi y Javi López.

Goles: 1-0. M. 68. Pedro engancha un remate desde fuera del área. 1-1. M. 80. Valdo, solo ante Valdés. 2-1. M. 83. Messi aprovecha una internada y un pase atrás de Alves.

Árbitro: Rubinós Pérez. Mostró la tarjeta amarilla a Manu Torres y Piqué.

Camp Nou: 64.837 espectadores.

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Mejoraron y mucho los azulgrana en el juego y, de forma tan paciente como tenaz, sortearon un partido muy peligroso. Equipo fuerte físicamente y muy bien trabajado, el Málaga siempre ha sido un mal enemigo, y más ahora, que sólo había perdido un partido de los últimos 15, el que le había enfrentó al Madrid. La trayectoria óptima de los blanquiazules se cruzaba con la peor de los azulgrana, motivo de sobra para que sonaran las alertas en el estadio.

A Guardiola no le gusta contemplar sino que le encanta tomar decisiones. Últimamente, sobre todo desde la derrota del Calderón, estaba preocupado por activar a Messi y generar más juego alrededor de Ibrahimovic. Así que el entrenador asoció al argentino y al sueco, a cambio de desplegar al equipo a partir de un doble pivote, Xavi-Busquets, y enfilar por las bandas con dos jugadores abiertos, Pedro e Iniesta. Menos académicos, los azulgrana fueron más intensos y vitalistas. Despertaron con un fútbol dinámico y enérgico, contagiados por el arrebato de Alves, que funcionó muy bien como extremo y fue corregido como lateral por los centrales, exigidos por la fiereza de Obinna y la zurda de Duda

Al Barcelona, sin embargo, le costó encontrar la portería de Munúa. No es fácil sacar a los jugadores del Málaga de sus puestos en el campo. Trampean estupendamente los partidos con las faltas y dominan la estrategia. Al equipo de López Muñiz hay que jugarle rápido y fino, con velocidad y precisión, y los azulgrana han perdido finura. No daban con el último pase y apenas tenían tiro. A veces se imponía la zaga blanquiazul, muy concentrada y posicionada, excelentemente ayudada por medios y delanteros, y hubo unas cuantas ocasiones también en que ni Messi ni Ibrahimovic atinaron a enfocar el marco después de armar el remate en las mejores condiciones. Al buen juego de asociación barcelonista, le faltaba el punto y final, la contundencia de los equipos pragmáticos y que no perdonan una.

Aunque llegó al descanso muy fatigado, el Málaga salió ileso del carrusel de llegadas del Barcelona, tan entusiasta como estéril, contrariado con el árbitro por su condescendencia con los defensas blanquiazules, sobre todo Manu Torres, sustituido de forma inteligente por su entrenador, excelente en la lectura del partido. Hay pocos equipos que dominen mejor las circunstancias que rodean al fútbol: ahí dejo una zancadilla, luego hago un cambio, más adelante me cambio de zamarra y si conviene apuro incluso el cuarto de hora reglamentario para regresar al campo después del descanso. Los azulgrana, cada vez más desgastados, corrían el riesgo de quedar desquiciados.

Los córners se sucedían, Munúa metía la mano con facilidad y no había barcelonista que reventara la pelota, tan bien conducida como alejada de la red. El gol se resistió hasta que Pedro rompió el guión y batió a Munúa con un tiro desde fuera del área, la mejor solución frente al juego de toque. El gol relajó por un momento al Barcelona y estimuló al Málaga, que empató con una combinación entre Obinna y Valdo, después de una acción mal defendida por Puyol. El encuentro, sin embargo, ya había cambiado de dirección y se imponía la aparición de las figuras, de los jugadores que resuelven en los momentos de máxima exigencia, los especialistas, como Alves, como Xavi y, sobre todo como Messi. La pulga rubricó el triunfo con una acción muy plástica, muy propia del equipo que era incapaz de meter un gol hasta que salió Pedro.

Pedro remata ante Munúa.
Pedro remata ante Munúa.VICENS JIMÉNEZ

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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