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Pleno municipal

Homenaje a una pionera

El Ayuntamiento concede una humilde vía en Latina a la primera administrativa municipal, que ingresó en 1922

Es un pasaje tristón, sin nombre y sin aceras, entre dos vías principales. Los vecinos lo llaman "el callejón del cine" aunque tiene salida y la pantalla, silenciada por un bingo, lleva décadas sin películas. Pronto lucirá una placa: calle de Matilde González Estúa. El nombre de la primera mujer que ocupó un puesto de administrativa en el Ayuntamiento de Madrid. Un homenaje a una pionera -las mujeres son ahora el 44% de los 29.848 empleados municipales- y un pequeño paso para compensar el callejero: en Madrid existen 3.000 vías con nombre de varón y menos de 700 bautizadas en honor a las mujeres.

Matilde González Estúa (Madrid, 1901), perito mercantil, era hija de un concejal liberal responsable del distrito de Latina y de una cigarrera de la fábrica de Embajadores. Pidió trabajo en el Ayuntamiento cuando la muerte paterna dejó a la familia sin ingresos. Entró en 1922, como "carrero (sic) del servicio de limpiezas" según su expediente municipal, cuajado de caligrafía picuda. Al cabo de un año, esta madre soltera reclamó un puesto más acorde con su formación. Así se convirtió en taquimecanógrafa al servicio del alcalde y, de paso, en la primera administrativa que trabajaba para el Consistorio.

Matilde González Estúa trabajó de taquimecanógrafa con cinco alcaldes
La placa se situará en un callejón cercano al paseo de Extremadura

González Estúa tomó notas de cinco regidores y superó con éxito la depuración al acabar la Guerra Civil. Los expedientes dan cuenta de que era "persona claramente de orden", pese a haber confesado su antigua pertenencia a la anarquista Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Se jubiló en 1971, tras "cuarenta y nueve años y medio de trabajo", relata su nieto, Juan González Rojas. "Yo iba a visitarla a la plaza de la Villa. Me contaba que los tíos se asomaban para verla en el despacho y que una vez protestaron las puritanas que había en el Ayuntamiento porque ella fue con un vestido sin mangas. La trataban bien y hasta recibía regalos", añade. González Estúa sólo abandonó la secretaría del alcalde "porque la relegaron por la querida de uno". Fue a parar a la Delegación de Abastos, donde acabó su carrera.

González Estúa, castiza y vecina del Madrid de los Austrias, murió en 1990 con una pequeña deuda por saldar: "Quería que le hubieran hecho un homenaje por haber sido una pionera", detalla su nieto. "Lo intentó con el alcalde Tierno, pero al final la cosa no cuajó". Veinte años después de su fallecimiento lo ha conseguido.

El deseo de la primera administrativa del Ayuntamiento llegó al pleno municipal hace casi año y medio, en octubre de 2008. Lo llevó la concejal socialista (y feminista) Ángeles Álvarez. Pidió que se diera el nombre de Matilde González Estúa a una calle. Sería un homenaje a su tarea pionera y, de paso, "un reconocimiento a todas las mujeres que hoy prestan sus servicios en el Ayuntamiento". La iniciativa quedó aprobada por unanimidad. Otro pleno, el celebrado ayer, dio el último visto bueno: Matilde González Estúa ya tiene calle a su nombre, en Latina.

El mes pasado, la junta de ese distrito había aprobado por unanimidad acoger en su callejero a la primera funcionaria. "En Latina estamos muy comprometidos con la igualdad de género", afirma su presidenta, Begoña Larraínzar (PP). También pesó que el padre de González Estúa, Felipe González Prieto, hubiera sido concejal de este distrito.

Pero había prisa por estrenar la placa y poco mapa para elegir. De hecho, sólo existía un lugar disponible, el callejón del cine a la altura del 150 del paseo de Extremadura, relata Larraínzar. Un pasaje anónimo durante décadas y que acaba de adquirir la categoría de calle. Los tres grupos lo visitaron y dieron el visto bueno a la elección, añade la presidenta del distrito. El bautismo está previsto dentro de las conmemoraciones del Día Internacional de las Mujeres, el próximo 8 de marzo.

El nieto de Matilde González Estúa no se queja. "Nos habría gustado una calle importante, pero a lo mejor no quedaba otra sin nombre en el distrito. En cualquier caso, mi abuela, que era una mujer ejemplar, estaría encantada", asegura Juan González Rojas. "Lo importante es que las mujeres que han formado parte de la vida de la ciudad sin ser monjas, reinas o santas empiecen a tener presencia en Madrid", concluye la concejal Álvarez.

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