El SEA constata la recesión de la mitad de las empresas alavesas

Mejora la situación, pero tan lentamente que la capacidad de resistencia de las empresas alavesas se está acabando. Tal fue la conclusión que ofrecieron ayer el secretario general de la patronal provincial SEA, Juan Ugarte, y su director adjunto, Aitor Otaola, tras radiografiar el tejido industrial alavés. La escasa reactivación de la demanda y las crecientes dificultades para cobrar las facturas siguen afectando a las compañías.

La encuesta de coyuntura del SEA, que analiza la situación de más de 200 empresas alavesas, sostiene que el 50% de ellas afirma hallarse todavía en recesión. "Si no aumenta la demanda, se destruirá más empleo", confirmó Ugarte, aunque no pudo precisar cuánto.

La situación que aprecia el barómetro es que las sociedades mejoran con respecto a la anterior encuesta de diciembre, cuando la recesión afectaba al 53% de las compañías, pero la pendiente de crecimiento ha disminuido con respecto de los aumentos del 16% de los meses de octubre y de diciembre.

Por sectores, el mejor comportamiento lo están teniendo las industrias de Servicios y las vitinícolas, de las que un 34% afirman estar en recesión, porcentaje que sube al 42% cuando se trata de las metalúrgicas.

El sector del vino es el que mejor aguanta la caída generalizada de ventas, con una bajada de apenas un 9%, frente al desplome medio del 35% de sectores como el Metal, la Construcción y las Artes Gráficas. Ugarte argumentó que ante la actual situación, el Gobierno central tiene que adoptar una serie de reformas laborales que conduzcan hacia un modelo similar al alemán. La última caída del PIB fue mayor en Alemania que en España, pero sin embargo la destrucción del empleo resultó allí mucho menor.

Ugarte precisó que hay que avanzar hacia un modelo de reestructuraciones de empleo más flexibles que los actuales expedientes de regulación, y más baratos, es decir, hacia un modelo que permita negociar y ejecutar en cada empresa reducciones del tiempo de trabajo y salariales, sin contar con las autoridades laborales. "De este modo habría menos paro y acabaríamos con el sistema de expedientes de regulación, que son lentos y costosos", señaló.

El porcentaje de absentismo laboral en 2009 bajó al 6,45% desde el 6,69% de 2008, sobre todo debido al aumento del desempleo y de las regulaciones temporales, más que a una mejora real del índice de jornadas perdidas.