_
_
_
_
Reportaje:

Un milagro empresarial en la vitrina

Vigo expone piezas históricas del grupo de empresas de cerámica Álvarez

"Nosotros somos una colmena y en la colmena no se admiten zánganos", arengaba Moisés Álvarez O'Farril a sus trabajadores por megafonía. Hijo del emigrante orensano Manuel Álvarez y nacido en la región de Santa Clara (Cuba) en 1904, gobernó el Grupo de Empresas Álvarez (Gea) desde 1941 y hasta su muerte, en 1975. Bajo su timón, los talleres de decoración de porcelana fundados por su padre en el barrio vigués de Casablanca en 1927 se convirtieron en todo un complejo industrial cerámico en la parroquia de Cabral con expansiones dentro y fuera de Galicia, 36 puntos de venta en toda España y clientes en el extranjero. La estructura llegó a tener nueve divisiones: Santa Clara (porcelana), Casablanca y Vanosa (vidrio), Royal China, Moahsa, Pontesa e Ibero-Tanagra (loza), Manesa (refractarios) y Cromolito (calcomanías cerámicas); todas en Vigo excepto Pontesa en Soutomaior e Ibero-Tanagra, en Santander.

"Algunas pinturas tienen seis meses de trabajo", explica la comisaria
Los talleres fundados en 1927 se convirtieron en todo un complejo

El colmenar trajo el sonido de las sirenas que marcaban los turnos de trabajo, pero también un economato, escuelas, centro médico y pisos; de modo que aquel enclave rural se convirtió en obrero para domiciliar a uno de los mayores conglomerados empresariales de España. Estos días, una exposición organizada por la Concellaría de Patrimonio Histórico en la Casa das Artes de Vigo busca reconciliar a la ciudad con aquel milagro empresarial a través de algunas de las piezas emblemáticas salidas de los hornos de Cabral, siempre a punto con la incorporación de las novedades tecnológicas. Las 90 piezas originales expuestas, escogidas de entre las 400 que los ex trabajadores de Gea legaron al Ayuntamiento en 2003, diversas fotografías y un documental permiten recorrer el trabajo cerámico desde el molde hasta la decoración a mano con reproducciones pictóricas de grandes clásicos europeos o delicadas estampas orientales en sintonía con los estilos decorativos del momento.

"Algunas pinturas tienen seis meses de trabajo", explica la comisaria de la exposición Xoias da colección Álvarez. Esplendor cerámico de Vigo, Beatriz Liz, quien considera que el valor patrimonial e histórico de los objetos es incalculable. Álvarez produjo la copa de porcelana de estilo rococó con la que Eva Perón fue agasajada en Vigo en 1947 y la vajilla de la boda de la Infanta Elena en 1995, en cobalto y oro. Y también millones de platos y tazas para mesas de toda condición económica. Contó con artistas invitados, como Mariano Benlliure, que firmaron piezas de autor, pero el verdadero potencial creativo del grupo residió en el equipo de decoradores tutelados por el recientemente fallecido José Fuentes, encargado de moldear el talento de aquellas personas habilidosas pero en su mayoría sin formación artística que Moisés Álvarez contrataba como obreros, mientras que los puestos de mando estaban en manos de personal altamente cualificado.

"Como hijo de emigrante, mi padre nunca perdió de vista la angustia de la separación y las eternas ansias de volver de quien vive en la diáspora; el sentimiento de evitar a los demás ese destino fatal presidió su conducta", recuerda otro Moisés Álvarez, Sito, hijo y nieto de los fundadores. Las fábricas y los establecimientos comerciales del grupo emplearon a cerca de 6.000 personas a lo largo de su historia. "Don Moisés mimaba mucho el producto y su comercialización, para él era fundamental la asistencia a ferias industriales", indica Manuel Martínez Mallo, quien ejerció varios puestos en Gea, desde jefe de personal hasta subdirector, y mano derecha de Álvarez O'Farril: "Su figura puede ser considerada ciertamente paternalista, pero sobre todo fue un creador y una gran persona".

El fallecimiento de Moisés Álvarez O'Farril, quien se afanó en explotar todos los recursos económicos que la dictadura ponía al alcance de las empresas para alimentar el crecimiento de las suyas, coincidió con un cambio de época, de mentalidad empresarial y de organización del trabajo. La edad de oro se fue desvaneciendo en un vericueto de reprivatizaciones, deudas y juicios y, aunque la factoría de Cabral continuó funcionando hasta 2001 y marcas como Santa Clara siguen comercializándose, el auge fabril fue irrepetible.

Los recuerdos, muy felices para muchos, están empañados de amargura para casi todos los que, alguna vez, tuvieron que ver con Álvarez. Descendientes y trabajadores que sienten una mezcla de tristeza y emoción cuando contemplan lo que queda de la colmena de Cabral: un puñado de ruinas sometidas primero al saqueo y después al olvido. Ahora el fruto de su trabajo está expuesto con todos los honores. "Es un gran orgullo", reconoce Loli, trabajadora de Gea durante 30 años. "Yo siempre digo que necesitamos subir nuestra autoestima como ciudad", manifestó el teniente alcalde vigués, el nacionalista Santiago Domínguez, en la apertura de la muestra, abierta al público hasta el 18 de abril.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_