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Entrevista:ROBERTO H. | Conductor de autobús | Extranjeros desprotegidos

"Se les ayudaba a irse y luego se denunciaban como fugas"

Roberto H. trabajó durante un año como "responsable de transportes" en el centro de menores de Deba, en Guipúzcoa, que cerró a finales de diciembre. Él asegura que llevó a "15 o 20 chavales, a algunos hasta dos veces" hasta la estación de autobuses o de trenes para que, con dinero del centro, que a veces le daba el director en mano, se compraran un billete y se fueran a otras provincias, "sobre todo a Barcelona, A Coruña y Madrid". "Decían que tuviera cuidado de que no me vieran con los chavales. Una vez se iban, se ponía una denuncia para simular que se habían escapado", contó ayer a este periódico.

El centro de menores de Deba está situado en la montaña, a unos 15 minutos en coche del pueblo, en pleno monte. Roberto H. afirma que era frecuente que él, aunque su trabajo era llevar y traer a los chicos desde el centro a otros lugares, sobre todo a la fiscalía o al juzgado, firmó "algunos documentos como tutor legal de los críos, en vez de que viniera, como debe ser, algún educador".

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El diputado del PNV, Emilio Olabarría, denunció ayer el caso inverso en el Congreso. Dijo que es una práctica común que lleguen chavales en autobús desde otras provincias. Habla de una "patología" que ha sido "comprobada fehacientemente", y que consiste en que "a menores residentes en determinadas autonomías se les está pagando el billete y se les está proporcionando dinero para que se trasladen a ciudades como Vitoria o San Sebastián, donde hay servicios sociales potentes, y que permiten la acogida, aunque ya están siendo materialmente desbordados". Por el volumen de menores, 800 en el País Vasco, dijo que "empieza a ser metafísicamente imposible" cumplir con los requerimientos de la ley.

Peio Aierbe, coordinador de SOS Racismo en Guipúzcoa, asegura que tanto los chavales como los educadores les han contado cómo en algunos centros de Guipúzcoa se ha llevado a cabo la práctica que describe Roberto H. Y explica que existe un doble discurso político: "Se atiende razonablemente bien a la gran mayoría de los chicos. Pero hay un porcentaje, de los que están en situación de mayor marginalidad, a los que se les dice 'aquí no tenéis futuro". ¿Cómo? "Poniendo trabas burocráticas, llevándoles a centros como el de Deba donde no se les educaba y no tenían nada que hacer y pagándoles un billete de autobús para que se marchen".

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