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España levanta restricciones al uso de sus tropas por la OTAN en Afganistán

Los helicópteros podrán salir fuera de zona sin autorización previa de Madrid

Miguel González

El pasado día 4, cuando presentó a José Luis Rodríguez Zapatero en el Atlantic Council de Washington, un foro de análisis y debate sobre defensa y seguridad, el consejero de Seguridad Nacional de EE UU, el general James Jones agradeció al presidente español tres gestos con la Administración de Obama: el envío de un buque hospital para socorrer a la población de Haití, el refuerzo en 511 efectivos del contingente español en Afganistán y el levantamiento de restricciones (caveats) para el empleo de las tropas españolas en dicho país asiático por parte de los mandos de la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad). Los dos primeros gestos son sobradamente conocidos, pero no el tercero. ¿A qué se refería Jones?

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Desde hace años, EE UU se queja no sólo de la cicatería de los europeos para mandar tropas a Afganistán, sino también de las restricciones que cada país impone para su utilización. Algunos países no permiten que sus soldados actúen fuera de una zona determinada; otros, que intervengan en acciones de combate, y así un largo etcétera que, en opinión de los mandosde la OTAN, limitan la flexibilidad de las fuerzas. No se trata sólo de contar con tropas suficientes, sino de que estén disponibles para intervenir cómo, cuándo y dónde se las necesita.

En el caso de España, las limitaciones afectan tanto a las reglas de enfrentamiento como a su disponibilidad. Respecto a las primeras, la única reserva se refiere al uso de la fuerza letal para capturar a un enemigo en fuga. Según las fuentes consultadas, esta limitación no se puede eliminar, pues para ello habría que modificar la legislación española, que prohíbe disparar a matar, salvo en defensa propia.

La restricción que se ha levantado, según las mismas fuentes, es de carácter geográfico y funcional. España dispone en la base de Herat de un destacamento de tres helicópteros del Ejército del Aire (Superpuma, dedicados a misiones de evacuación médica) y otros tres del Ejército de Tierra (Cougar, para el transporte de tropas). Hasta ahora, el Estado Mayor de la Defensa en Madrid tenía que autorizar expresamente el empleo de dichos helicópteros para trasladar a personal que no fuera de la ISAF -militares estadounidenses de la operación Libertad Duradera o personal afgano-, así como cada salida de su zona de operaciones, en el oeste del país.

El cambio consiste en que los mandos de la OTAN podrán disponer de los helicópteros sin autorización previa de Madrid; salvo que haya oposición expresa. Fuentes militares restan importancia a esta mofdificación, alegando que nunca se ha negado permiso para evacuar a un herido o salir fuera de zona si era posible. Pero la decisión no debe de ser irrelevante cuando el general Jones estaba al corriente de la misma y quiso agradecérsela públicamente a Zapatero.

El otro gesto, el envío de 511 militares más a Afganistán -lo que elevará por encima de 1.500 efectivos el contingente español- se sustanciará el viernes, cuando el Consejo de Ministros pida la correspondiente autorización al Congreso, que la votará el día 17. Ayer, los portavoces de los grupos parlamentarios acudieron al Estado Mayor de la Defensa para recibir información de primera mano sobre la evolución de este conflicto, que ya ha costado la vida a 91 miembros del Ejército español. El último, John Felipe Romero Meneses, el pasado día 1.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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