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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

ETA, de mudanza

El traslado a Portugal con armas y bagajes prueba su declive; también su voluntad de seguir

El descubrimiento, el pasado jueves, a 85 kilómetros al norte de Lisboa, de un chalé utilizado por ETA como taller de fabricación de bombas parece confirmar la hipótesis de que la banda está, o estaba, de traslado: intentando montar en Portugal un santuario de sustitución del de Francia. De las noticias sobre ETA en lo que va de año se deducen dos conclusiones: que está muy debilitada y que no tiene pensado renunciar a hacer política a bombazos.

Que sus jefes tenían intención de montar algo en Portugal se sospechaba desde que, en 2007, los ocupantes de un coche cargado de explosivos lo abandonaron cerca de un control en la frontera de Ayamonte. Más tarde, un miembro destacado de la banda declaró a Garzón que el entonces jefe de ETA, Txeroki, había ordenado montar una infraestructura en Portugal. La detención, hace un mes, de dos activistas que intentaban pasar a Portugal una furgoneta con material explosivo dio la pista de lo que ahora parece confirmarse.

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La decisión de trasladar el material (y tal vez el personal del aparato militar) a Portugal tiene sentido por el acoso de las fuerzas policiales francesas, tan expertas ya en la persecución de ETA como las españolas; la policía portuguesa no tiene tanta experiencia: el lunes, los ocupantes de una furgoneta la abandonaron a la vista de un control. Los policías comprobaron que era un vehículo robado y que llevaba matrículas falsas, pero no lo relacionaron con ETA. En Francia, ésa habría sido la primera hipótesis. Sólo tras el aviso de un vecino se relacionó la furgoneta con el chalé, abandonado con las luces encendidas, en que el jueves se descubrieron las bombas y el material (cientos de kilos) para fabricarlas.

En todo caso, Portugal no es comparable al País Vasco francés como base de actuación y repliegue para una organización que dice (o decía) moverse entre la población de ambos lados del Bidasoa como pez en el agua. Aunque sea cierto que todavía puede atentar, la mudanza es una prueba de decadencia organizativa y también política: las bases de la izquierda abertzale han votado la ponencia de Otegi, que evita la cuestión de la violencia pero no rompe con ETA, y propone, para sortear la ilegalización, una alianza con partidos independentistas legales que les acogerían en sus listas. Pero esos partidos condicionan cualquier paso en esa dirección a la retirada de ETA o la ruptura con ella. Otegi sabe mejor que nadie que ETA no está por la labor, y el arsenal capturado lo confirma.

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