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Europa pide liderazgo a la nueva Comisión

Los eurodiputados conservadores, socialistas y liberales ratifican al 'gobierno' de la Unión - El Parlamento exige a Durão Barroso más peso en política internacional

Andreu Missé

El Parlamento Europeo dio ayer luz verde a la nueva Comisión Europea, presidida por segunda vez por José Manuel Durão Barroso, tras un amplio debate dominado por las dificultades financieras de Grecia y su impacto en la zona euro y la insuficiente actuación de la Unión. El Ejecutivo comunitario, que ejercerá su mandato durante cinco años, recibió el respaldo del Partido Popular Europeo (PPE), de Socialistas y Demócratas y de los liberales, que en conjunto aportaron 488 votos de los 697 votos emitidos, de los 736 diputados que componen la Eurocámara. Verdes, Izquierda Unitaria y euroescépticos integraron la mayoría de los votos en contra, que en total sumaron 137, mientras que el grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, al que pertenecen los conservadores checos y británicos, aportaron el grueso de las 72 abstenciones.

El presidente de la Comisión cree que la situación "exige un giro radical"

Tras más de tres meses de retraso, la Comisión, que tiene la exclusiva de la iniciativa legislativa en la Unión, logra finalmente su puesta en marcha. Aunque Barroso obtuvo ayer un mayor apoyo que en el nombramiento para su anterior mandato, en 2004, que contó con 449 votos, los diputados, ahora con más poder tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, le exigieron a cambio un mayor liderazgo de la Unión en la escena internacional, que promueva la coordinación económica y gobernanza efectiva de la UE y una más intensa cooperación con el Parlamento.

El debate parlamentario estuvo plagado de continuas referencias a la situación económica que padece la UE, marcada por el inquietante aumento del paro y las desgracias financieras que Grecia y un creciente número de países de la zona euro están experimentando. El propio Barroso manifestó su convicción de que la "situación económica y social exige un giro radical del statu quo" y recordó que la Unión contaba con instrumentos para ello, pues "el nuevo Tratado lo permite". En este sentido, afirmó que "lo que necesita Europa es mejor gobernanza", e hizo una defensa cerrada de la "moneda común". "El euro seguirá constituyendo la mejor herramienta para nuestro desarrollo", afirmó.

Pero incluso los apoyos desde las propias filas de Barroso fueron acompañados de serias advertencias, por el malestar de la división en el seno de la UE y la falta de una presencia activa de la Unión en los foros internacionales, como quedó patente en la reciente Cumbre de Copenhague. Joseph Daul, el líder del PPE, el grupo mayoritario en la Eurocámara (265 diputados), del mismo partido de Barroso, no escatimó críticas a la actuación exterior de la Comisión. "Desde Haití a Irán", señaló, "de Afganistán a Yemen, de Cuba a las relaciones transatlánticas, la voz europea no ha estado, hace falta decirlo, a la altura de nuestras esperanzas". El eurodiputado francés exigió un papel más relevante de la alta representante, Catherine Ashton, e hizo un llamamiento a "una acción enérgica para rectificar el tiro y volver a empezar con buen pie".

Barroso enumeró entre sus prioridades "lograr una salida exitosa de la crisis; liderar la acción sobre el clima y eficiencia energética; estimular nuevas fuentes de crecimiento y la cohesión social; renovar la economía social de mercado; avanzar en la Europa de los ciudadanos en libertad y seguridad y abrir una nueva época para la Europa global".

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Martin Schulz, presidente de Socialistas y Demócratas, el segundo grupo de la Cámara, con 184 diputados, advirtió expresamente que su apoyo a Barroso era condicionado. "Puede contar con nuestro apoyo", afirmó Schulz, "si se toma en serio lo que le digo: o Europa es una Europa social o fracasará estrepitosamente". El político socialista alemán advirtió también de su inquietud ante el riesgo de que Europa quede marginada en los grandes debates internacionales. "Aquellos que no quieren ver un mundo que caiga en una nueva bipolaridad, quieren una Europa fuerte y ambiciosa, esto quiere decir, una Comisión que funcione", advirtió.

También fue muy categórico en el carácter condicional de su apoyo a la nueva Comisión el líder de los liberales en la Eurocámara, Guy Verhofstadt, que cuenta con 84 diputados. El ex primer ministro belga hizo reiterados llamamientos a una mayor coordinación económica, a una mayor gobernanza y reclamó un "gobierno económico y social en Europa". Contestando a la demanda de un mayor contenido social en la actuación de la Comisión, formulada expresamente por el diputado socialista Alejando Cercas, Barroso se comprometió "a introducir una evaluación del impacto social de todas las iniciativas".

La alianza de las tres fuerzas mayoritarias en la Eurocámara provocó, sin embargo, la irritación del líder de los Verdes, Daniel Cohn-Bendit, que la calificó de "una coalición de hipócritas". En su opinión, "socialistas y liberales jugaron la farsa de criticar a la Comisión pero luego la votaron". El copresidente de los Verdes reprochó a la Comisión por "no haber tomado iniciativas cuando era más necesario, como en los casos de Grecia y España".

El presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek (izquierda), y el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, ayer en Estrasburgo.
El presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek (izquierda), y el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, ayer en Estrasburgo.EFe

UN EQUIPO CONTRA LA CRISIS económica

- Günter Oettinger.

La cartera de este alemán de 56 años, Energía, era muy codiciada por Berlín, dadas sus estrechas relaciones en ese sector con Rusia. Ha sido ministro-presidente en Baden-Württenberg y presidente de la conservadora CDU en ese Estado.

- Karel de Gucht.

El ex viceprimer ministro belga, de 55 años, se hará cargo de Comercio. Se ha mostrado partidario de "retomar la negociación" para un acuerdo comercial con Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay). Fue comisario de Desarrollo y Ayuda Humanitaria.

- Michel Barnier.

El comisario de Mercado Interior y Servicios, de 58 años, fue hasta junio ministro francés de Agricultura y Pesca. Su función es coordinar las políticas de la Comisión relativas al mercado común europeo e impedir obstáculos injustificados al comercio.

- Olli Rehn.

El finlandés, de 47 años, sucede a Almunia como comisario de Asuntos Económicos. Rehn, que antes fue comisario de la Ampliación, se ocupará de supervisar la situación económica de los países y de que se cumpla el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

- Joaquín Almunia.

El socialista español, de 61 años, es uno de los comisarios con más influencia en la nueva Comisión: como responsable de Competencia puede abortar fusiones empresariales o forzar la devolución de ayudas públicas si se demuestra que son irregulares.

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