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Reportaje:

'Feij009' patina en 2010

El presidente gallego ha visto cómo la comunidad educativa, las instituciones culturales y una parte del PP se enfrenta a sus planes en el nuevo año

La fontanería del PP jugó hace un año con el apellido del candidato y la fecha electoral para evocar a James Bond y crear la marca Feij009, que tanto explotó en su exitosa campaña de las autonómicas. Pero las pegatinas que repartía entonces la caravana popular no anticipaban nada sobre 2010. Después de su año triunfal, que lo devolvió a la Xunta y lo convirtió en un referente para todo el PP nacional, el inicio del nuevo año se le ha atragantado al presidente gallego. Enero es ya un mes perdido para él, que ha chocado contra sus promesas electorales más atrevidas mientras ve renacer viejas luchas intestinas dentro de un partido que parecía a sus pies.

En este tiempo, el presidente ha escuchado a 30.000 manifestantes en la calle, y a las principales instituciones culturales desde los despachos, incluida la Real Academia Galega y el Consello Galego da Cultura, protestar contra su política lingüística. Las bases del decreto que promete repartir las asignaturas en tercios para castellano, gallego e inglés, no convencen a nadie. Los sectores galleguistas las consideran un ataque inaceptable a la lengua propia de la comunidad. Los profesores auguran un caos organizativo en las aulas. Y Galicia Bilingüe, la plataforma que colocó al PP detrás de la pancarta para reclamar la libertad de elección de los padres, amenaza ahora con recorrer las ciudades megáfono en mano con grabaciones de aquellos mítines de Feijóo.

La intervención de Rueda y Miranda en Ourense apenas surtió efecto
"Si llamase Feijóo, el resultado del congreso sería otro", dice un baltarista

De la mano de este colectivo, los candidatos en A Coruña, Carlos Negreira, y Vigo, Corina Porro, siguen presionando para que la Xunta no mueva una coma en favor del gallego. Porro, habitual en las marchas de Galicia Bilingüe, ha alzado sus quejas ante el presidente nacional del PP, Mariano Rajoy. Y los medios más a la derecha del partido con gran influencia sobre Feijóo según todos los dirigentes populares consultados, permanecen al acecho. Una semana después de que se publicaran las bases, el presidente acudió a rendir cuentas a la Cadena COPE y a Intereconomía, donde fue duramente increpado por su política lingüística. En medio de semejante lío, la norma que el PP promete tener lista para el próximo curso, sigue aparcada.

Como lo está la ambiciosa reforma fiscal para rebajar el tramo autonómico del IRPF que el candidato ofertó en campaña, mientras cargaba contra la crisis "en la que injustamente metió a Galicia el bipartito". Durante sus primeros meses en el poder, aludió a supuestos agujeros que habría heredado de sus antecesores, para posponer la bajada de impuestos que tampoco figura en las cuentas de 2010. Entretanto, la cifra de parados engorda a un ritmo parecido al de hace un año. Y el Xacobeo, proyecto estrella que debía tirar de un sector ecónomico clave como es el turismo en Año Santo, tampoco acaba de arrancar con su indefinida programación, mientras el conselleiro responsable, Roberto Varela, acapara titulares cargando contra una cultura que considera "ensimismada".

Con todo, la peor noticia le ha llegado a Feijóo esta misma semana desde Madrid, firmada por diez reputados constitucionalistas del Consejo de Estado. El dictamen que permitió al Gobierno recurrir la Lei de Caixas pactada por PP y Bloque para acelerar la fusión de Caixa Galicia y Caixanova amenaza la integración que pretende la Xunta. Aunque el revés en este caso es relativo, porque el presidente gallego ha estado arropado en este proceso por todos los sindicatos, incluido UGT y la central nacionalista CIG, la patronal, y también el BNG. O lo que es lo mismo: ha logrado aislar al PSOE, única organización que se opone a integrar las dos entidades bancarias. Por eso, fuentes cercanas a Feijóo confían en que si finalmente se frustra la fusión y las cajas buscan alianzas fuera, serán los socialistas quienes correrán con la cuenta.

El disgusto más lacerante de su incipiente mandato se lo proporcionó a Feijóo su propio partido en la provincia que lo vio nacer, el fin de semana pasado. El presidente decidió implicarse a fondo en la enésima reedición de las viejas intrigas entre boinas y birretes pero salió trasquilado. Para frenar la dinastía de los Baltar, la dirección del partido se mojó hasta el punto de situar a su número tres, Antonio Rodríguez Miranda, en la lista del otro candidato, Juan Manuel Jiménez Morán, a la presidencia del PP orensano. En nombre de Feijóo, el delegado de la Xunta en Ourense, Rogelio Martínez, el propio Miranda y hasta el secretario general, Alfonso Rueda, presionaron a alcaldes de la provincia. Una táctica que se demostró equivocada, dada la escasa ascendencia que estos tres dirigentes tienen sobre el baltarismo. "Si hubiera telefoneado el propio Feijóo, el resultado sería otro", asume uno de los afines al barón orensano. Los fallos de cálculo de la dirección incluyeron llamadas de Feijóo y Rajoy a Baltar padre para integrar las dos listas. Su hijo, José Manuel, lo interpretó como un intento de ningunearle, a pesar de que era el candidato. Por eso desatendió, una tras otra, todas las peticiones que le llegaron vía intermediario.

El final es conocido: la militancia decidió y Feijóo, cariacontecido, de mala gana, acabó levantando el brazo de José Manuel Baltar para proclamar el inicio de una saga. La solapa del vencedor lucía el logo MB10, iniciales de Manuel Baltar 2010. Una provocación para sus rivales y al tiempo, el epitafio de Feij009.

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