Cómodos en plena tormenta

Italia ha cedido a Irlanda la porcina I de PIGS (iniciales de Portugal, Italia, Grecia y España que, juntas, forman la palabra "cerdos" en inglés). Tras perder un 5,2% del PIB en 2009, hoy es el país que encabeza la recuperación. Lo muestra el índice compuesto de la OCDE, y lo recordó ayer Silvio Berlusconi, aprovechando para señalar: "En Europa hay varios países en una situación bastante preocupante", dijo, "pero nosotros nos hemos defendido mejor que todos los demás. Gracias a que el Gobierno trabaja por el bien de los italianos".

La realidad, sin embargo, no se compadece del todo con los eslóganes. Algunos analistas subrayan que Italia está tan mal desde hace tanto tiempo y crecía endémicamente tan poco, que era difícil empeorar. Otros subrayan que el país (como la Azurra) siempre da lo mejor de sí mismo en las crisis, porque se siente en su salsa. Quizá sea un problema de percepción. Italia es un caso aparte para casi todo. Ayer, el primer ministro presumió de haber bajado los impuestos; la oposición replicó con datos en la mano que es una "tomadura de pelo", ya que han en realidad han subido.

Es cierto que Italia ha sufrido mejor la recesión que sus vecinos ayudada por la alta tasa de ahorro de las familias, la prudente política fiscal y un déficit del 5% en 2009. El ministro Giulio Tremonti ha mantenido el rigor de las cuentas haciendo de la necesidad virtud, ya que la gigantesca deuda vuela hacia los 1,8 billones de euros (el 116% del PIB).

Pero la crisis ha azotado con dureza empresas y trabajadores, y cada día se ven más imágenes de descontento social en el país. Trabajadores durmiendo en los techos de las fábricas, el viernes huelga general en Cerdeña, manifestaciones contra los cierres del coloso del aluminio Alcoa, el call center Eutelia o la fábrica de Fiat en Sicilia… El país ha perdido 700.000 empleos en nueve meses, a lo que hay que sumar que tiene los salarios y la tasa de ocupación femenina más bajos de Europa.

La presidenta de la patronal, Emma Marcegaglia, ha resumido la estrategia aplicada por el Ejecutivo: "Rigor en las cuentas y cero apoyo a las empresas".