Jerilyn Ross, la psicóloga que venció el miedo al miedo
Jerilyn Ross, fallecida el 7 de enero a los 63 años a causa de un cáncer, sabía que para superar un miedo es necesario exponerse a él. Fue, primero, paciente, aquejada de un inexplicable temor paralizante a las alturas. Con los años convirtió aquella fobia en un motivo de estudio y en un método para ayudar a los demás. La Señora Fobia, como se la conocía en los medios, acabó sus días como una de las psicoterapeutas más reputada de EE UU contra los trastornos de ansiedad.
No era raro ver a la doctora Ross en las calles de Washington ayudando a sus pacientes. Porque ésa fue su gran aportación al estudio de la ansiedad: acompañarlos a enfrentarse a lo que más miedo les provocaba. A los agorafóbicos, a un descampado. A los que temen a las alturas, a subir a un rascacielos. A los hipocondríacos que no tocan el pomo de una puerta para no contagiarse, a comer en un restaurante.
Acompañaba en la calle a los pacientes para que afrontaran sus temores
Es la terapia cognitivo-conductual, en la que fue pionera. Nacida en Nueva York en 1946, estudió Magisterio. Tras licenciarse, viajó a Europa. De visita en Salzburgo, sintió terror al encontrarse con una amiga en un bar elevado con vistas a la ciudad. Las piernas le temblaban. La habitación daba vueltas. Sentía unas ganas inexplicables de saltar por la ventana. Pasó un lustro sin poder subir más arriba de un quinto piso. Aquello la llevó a estudiar un master en psicología.
Más tarde se mudó a Washington, donde trabajó con el psiquiatra Robert L. DuPont, experto en drogadicciones. Ross conoció entonces a Grace, una paciente que le cambió la vida y la carrera. Grace tenía 60 años y no había salido de su apartamento desde hacía 30. No bajaba a la calle ni en caso de incendio, tan grave era su agorafobia. Ross se plantó en la puerta de su casa y comenzó un largo cortejo psicológico con el que se granjeó su confianza. Primero la acompañó hasta el portal, luego a la esquina, luego a tocar un semáforo y finalmente, a un restaurante cercano. Grace consiguió llevar una vida normal. Y Ross descubrió una forma eficaz de tratar las fobias: exponiéndose a ellas.
Según nos reveló en una entrevista en 2008, sus colegas no acogieron bien sus propuestas. "Di una conferencia para unos compañeros que trabajaban para el Ejército. Pensé que les sorprenderían nuestros logros, pero no. Enfurecieron. Eran psiquiatras de los de diván y psicoanálisis. Me acusaron de no haber curado a Grace, sino de haberle puesto una simple tirita para una enfermedad muy grande".
"En los setenta se llamaba a mis pacientes neuróticos", nos explicó. "Se les sentaba en el diván y el psiquiatra trataba de analizar sus traumas infantiles. Nosotros decidimos que lo mejor era entrar en acción. Descubrimos que, a veces, el lugar del psicólogo está en la calle". Ross se libró del bagaje freudiano de la psicoterapia y la convirtió en un modo de experimentar el miedo y superarlo. "Mis pacientes pensaban que el miedo les paralizaría, que podrían llegar a morir. Pero eso nunca ocurría, por supuesto. Era miedo al miedo".
Ross abrió en 1992 su propia clínica y en 1994 escribió Triunfo sobre el miedo, con sus casos más dramáticos y consejos para terapeutas y pacientes.
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