Un 'Rambo' la arma en el instituto
Expulsado un alumno tras acudir a un centro de Igualada disfrazado de militar - El estudiante llevaba una pistola y un fusil falsos "para exhibirse"
A Iván, un chico más bien flaco de 22 años que aspira a ser electricista, "se le fue la olla". Sólo así se explica lo que hizo, sentencia el director del instituto público donde, hace una semana, el joven se presentó armado con pistola y fusil, disfrazado de militar y con el rostro cubierto por un pasamontañas. No pasó nada porque las armas eran de mentirijilla -una pistola de aire comprimido y un fusil de gran realismo que se usa en juegos de simulación de guerra- y, sobre todo, porque Iván no tenía intención de hacer daño. "La imagen del tío era espectacular. ¡Parecía Rambo! No sé qué demonios le pasó por la cabeza. Pretendía exhibirse delante de las chicas", explicó a este diario el director del IES Milà i Fontanals de Igualada, Juan Manuel Linares.
La broma de mal gusto de Iván tuvo su eco, en efecto, entre algunas pupilas de enfermería, que se fotografiaron encantadas con él vestido de caqui. Otros alumnos prolongaron su acción en Facebook y se hicieron fans del "tío que entró con una metralleta en el Milà". Lo que Iván quizá no imaginó es que una escena así también le acarrearía consecuencias negativas. El joven tuvo que declarar en la comisaría de policía local, perdió sus juguetes -que obran en poder de la Guardia Civil- y fue expulsado del centro de forma fulminante.
Todo empezó unos días atrás, en una charla de pasillo en el instituto. Iván se rapó la cabeza y mostró su nuevo look con orgullo. "Fíjese qué bien me ha quedado. Y porque no me ha visto vestido de militar...", explicó a uno de sus profesores. Éste, sin darle mayor relieve, respondió: "Es que si te veo de militar, me voy corriendo". Ésa es, al menos, la versión que ofreció el director del centro. Un portavoz del Ayuntamiento de Igualada ratificó esa versión y quitó hierro al asunto, del que también estaba al corriente.
El pasado lunes 19 de enero, Iván abandonó su casa a primera hora de la mañana y recorrió las calles de Igualada, aún a oscuras, con la pistola en la pernera y el fusil en la mano. Llegó a las puertas del instituto antes de que lo hicieran el resto de los alumnos. En un instituto con más de 1.000 estudiantes, no todos se conocen. Y menos aún si el sujeto en cuestión lleva la cara cubierta con pasamontañas. El jefe de mantenimiento vio aquel arsenal a las puertas del instituto, se asustó y llamó a la policía local. El sainete de Iván empezaba a adquirir tintes trágicos.El chico se paseó por la zona antes de entrar en el instituto, lo que refuerza la tesis de que pretendía exhibirse. Cuando llegó al taller donde toma (o mejor, tomaba) clases de electricista, una profesora logró identificarle. A pesar del pasamontañas. "Le conoció por los ojos", indicó el director, "y le obligó a quitarse la prenda", acción que pudo entrañar riesgo en caso de que la intuición de la docente hubiera fallado.
Agentes de la policía local de Igualada se presentaron en el número 4 de la avenida de Emili Vallès preparados para hacer frente a una posible situación de emergencia. Pero al llegar, ya estaba todo bajo control. Aun así, los agentes llevaron al chico a comisaría, donde le interrogaron y abrieron diligencias informativas. La cosa no fue más allá, señaló el mismo portavoz municipal, porque el chico no cometió ningún delito.
Para acabar de enredar la historia, la policía local decidió entregar los artilugos a la Guardia Civil, que los mantiene almacenados en la Intervención de Armas. Un distribuidor de réplicas de airsoft explicó que, actualmente, estos artilugos se consideran "juguetes". "Aunque, dependiendo de qué policía te toque, te las pueden requisar. Lo que no se puede hacer es ir por la calle con eso", clamó. Los juguetes de Iván no estaban cargados: ni la pistola de aire comprimido llevaba balines, ni el fusil bolas de plástico.
Después de posar divertido con las chicas, Iván se llevó una bronca de campeonato del director. En su defensa, el chico alegó que ir armado hasta los dientes y con ropa de camuflaje era "lo mismo que disfrazarse de payaso", de modo que no entendía el porqué de tanto revuelo. "Fue inconsciente e incapaz de calcular lo que hacía", dijo el director, que añadió: "En mis años de docencia nunca había visto algo tan surrealista".
El chico no es violento, no forma parte de ninguna banda ni tiene antecedentes delictivos. Ahora está en casa a la espera de que se resuelva su expediente disciplinario. Podría perderse el curso. Aunque la historia se saldó sin mayores daños, Linares subrayó la gravedad de la acción de Iván y recordó que las matanzas de escolares a manos de pistoleros enloquecidos (en Estados Unidos, pero también en Finlandia y Alemania) no fueron ninguna broma.
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