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Una semana 'fashion'

El antiguo Bolsín será la sede del Institut de les Arts

El edificio, que acogió la Escuela de Diseño, en la calle de Avinyó, está cerrado desde que se cayó un techo interior

El histórico edificio El Bolsín, en la plaza de la Verònica, en el Barri Gòtic de Barcelona, tiene todos los puntos para convertirse en sede del Institut Superior de les Arts.

Hasta antes de Navidad, el edificio -que fue sede del mercado bursátil no oficial a principios del siglo pasado- acogía la Escuela de Diseño y Arte Llotja. Pero se cayó parte del techo interior y un informe técnico dictaminó que había peligro de seguir allí las clases. Eso suponía desplazar a 140 alumnos del centro. Los estudiantes se resistieron a dejar el edificio, pero la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona decidieron trasladar la escuela a unas instalaciones ubicadas en la calle del Pare Manyanet de Sant Andreu.

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Falta la decisión final, pero la voluntad de la Generalitat es convertir este emblemático edificio en la sede de un organismo que nacerá en breve: el Institut Superior de les Arts, que dependerá del Departamento de Educación.

Este instituto lo ha creado la Ley de Educación de Cataluña con la misión de que gestione las enseñanzas artísticas superiores y los currículos, y coordine la oferta de los centros de enseñanzas artísticas.

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El Consorcio de Educación de Barcelona recalca que la escuela no volverá allí. "Ya estaba previsto que a final de curso dejara el edificio, pero se ha precipitado todo al caer el falso techo", dice la entidad, participada por el Departamento de Educación y el Ayuntamiento.

El edificio fue proyectado en 1883 por el maestro de obras Tiberi Sabaté. Fue construido en la esquina de la plaza de la Verònica con la calle de Avinyó, famosa porque fue allí estaba el burdel que inspiró a Picasso para su famoso cuadro Les demoisselles d'Avignon, con el que dio comienzo el cubismo.

El inmueble es una joya del Barri Gòtic. Fue foro burgués como Casino Mercantil y Bolsa de Valores no oficial a finales del siglo XIX y principios del XX. Alusiones al edificio se encuentran en el libro Bancs i banquers a Catalunya, de Francesc Cabana, y en La Bolsa de Barcelona 1830-2006, del que es autor el economista y presidente de la Bolsa de Barcelona, Joan Hortalà.

Eva Huertas, alumna de la escuela, que ejerce de portavoz de los alumnos trasladados, no conoce qué uso tendrá el edificio, pero reprocha: "En todos estos años no han hecho nada para rehabilitar la finca. No han mantenido el edificio como debían y al final se ha caído un falso techo del interior y nos han trasladado".

Los vecinos están a la expectativa. "El edificio estaba y está mal. Ha habido suerte de que el techo que se desprendió cayera por la noche, cuando no había nadie dentro", explica Teresa Caja, la presidenta de la Asociación de Comerciantes y Vecinos de la calle de Avinyó, que tiene una tienda a 50 metros de la escuela clausurada. "Le hemos comunicado al Ayuntamiento que queremos que la casa no entre en un estado de degradación. No estaría mal que siguiera siendo un centro educativo o un equipamiento cultural. Lo merece".

El Ayuntamiento dice que la regidora de Ciutat Vella, Itziar González, se ha entrevistado con el Departamento de Educación, el propietario del inmueble. La regidora acogería favorablemente que el centro siguiera siendo un equipamiento educativo, pero también cultural.

La empleada de una tienda situada a pocos metros del edificio lamenta la pérdida de la escuela para el barrio. "Los estudiantes daban a esta zona un ambiente que se perderá, aunque no sean clientes nuestros. Lo que no debería permitir el Ayuntamiento es que el edificio se vaya deteriorando más hasta que le den un nuevo uso", dice. En cambio, Baran, el encargado de un café cercano, lo tiene claro: "A mí, no me afecta. Los estudiantes no aportaban nada al negocio. Se sentaban por aquí un buen rato y apenas consumían. Los profesores, sí".

Los alumnos se declaran cansados, pero no han dejado de reclamar que, "una vez acabadas las obras de reestructuración del edificio", les sea "devuelto" para poder continuar su formación académica, según dicen en un comunicado.

Los estudiantes montaron un improvisado referéndum por Internet el mes pasado para votar, sobre el futuro del edificio, con este resultado: 104 votos, el 94%, en contra del traslado. Pero las administraciones insisten en que no hay vuelta atrás y en que la escuela no volverá al barrio.

Bien pasada la Navidad, la escuela cerrada sigue rodeada de pancartas. Alguien ha dejado la dirección de un blog para sumar adeptos contra el cierre. El reloj que culmina el frontispicio del edificio estuvo parado varios días; marcaba las tres. "No hace mucho que se ha parado", aseguraba una vecina al pasar con el carro de la compra sin apenas detenerse a hablar. Ahora el reloj ha vuelto a funcionar, como un presagio de que un nuevo tiempo volverá a latir allí.

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