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La juez cita al vicealcalde Cobo para cotejar su agenda con los seguimientos

La fiscalía pide interrogar al agente Pinto, presunto autor de las notas de los partes

Un año después de que EL PAÍS destapara el caso del supuesto espionaje político por agentes a sueldo del Gobierno de Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, a cargos del PP afines a Mariano Rajoy, como el entonces vicepresidente autonómico segundo Alfredo Prada y el vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, la juez del caso, Carmen Valcarce, cree llegado el momento de citar al segundo para cotejar su agenda de abril de 2008 con los partes de su seguimiento que difundió este diario y los posicionamientos telefónicos de los ocho sospechosos del marcaje, todos subordinados del consejero de Interior, Francisco Granados. La citación es para el próximo 2 de febrero. Cobo, al estallar el escándalo, ya confirmó que el contenido de los partes del espionaje coincidían al cien por cien con su agenda tanto pública como privada.

Los espías anotaron datos sobre la protección que tenía Cobo
Los partes reflejan la vigilancia del domicilio del vicealcalde

Los espías anotaron en los partes datos de imposible conocimiento público como la burbuja de seguridad que protegía a Cobo: "Le acompañan una moto con dos ocupantes de avanzada y un vehículo turismo con un ocupante por detrás, realizando la contravigilancia; este mismo vehículo contravigila su domicilio". Y revelaban datos reservados como el lugar donde aparcaba su coche oficial, fuera del Palacio de Comunicaciones -"dirección a Atocha"- y en un punto que sólo conocen sus escoltas. El 11 de abril de 2008, los espías anotaban que habían vigilado el despacho y el domicilio de Cobo "con el fin de detectar algún movimiento, siendo infructuosos todos los intentos".

¿Qué interés tenían los movimientos de Cobo para los presuntos espías y sus jefes, todos pertenecientes a la Consejería que dirige Granados a tenor de lo ya acreditado por la policía? El espionaje se produjo en vísperas de un congreso nacional del PP donde Aguirre amagaba con desafiar a Rajoy, a quien eran leales Prada y Cobo. ¿Por qué los espías se alternaban esos días entre el seguimiento sólo de los "objetivos" Cobo y Prada?: "Montado el dispositivo en torno al puesto de trabajo de Cobo no observamos movimientos del mismo durante la primera parte de la mañana, por tal motivo desmontamos el dispositivo y nos dirigimos a Prada". Era la letanía escrita en los partes de aquellos días.

Los espías no accedían a ninguna agenda oficial de Cobo: sólo señalaban si había llegado o salido de su puesto de trabajo, o si le habían perdido la pista. Y alertaban a sus jefes sobre el peligro de espiar a Cobo: "Como quiera que la zona está dotada de fuertes medidas de vigilancia y control, después de un tiempo prudencial, abandonamos la zona y nos dirigimos a montar el dispositivo del otro objetivo [Prada]".

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Los espías no sólo conocían a qué hora llegaba Cobo al Palacio de Comunicaciones, también sabían a qué hora salía de su domicilio ("8.25 horas"). ¿En qué agenda figura ese dato tan preciso? ¿Qué página oficial anota la salida de Cobo de Génova 13 ("14.25 horas")?

A la espera de que los posicionamientos telefónicos de abril de 2008 revelen lo que ya probaron respecto a mayo de 2008, que los agentes/espías estaban donde los partes decían cuando seguían al entonces vicepresidente segundo y consejero de Justicia Prada, la fiscalía ha solicitado que testifique José Manuel Pinto y se le analice la letra. Este agente, contratado laboral de la Consejería de Interior, fue identificado por dos peritos caligráficos, habituales en procesos de la Audiencia Nacional, como el autor de las notas en los partes del espionaje, según un estudio que hicieron a petición de EL PAÍS. Otro perito, al que pagó la Consejería de Interior, negó que Pinto fuera el autor de los partes. La juez ha aplazado el interrogatorio de Pinto, que le ha sido solicitado seis veces, hasta que reciba el informe policial sobre los posicionamientos telefónicos de abril de 2008. A pesar de este freno, la satisfacción entre las víctimas del espionaje es absoluta. El timonazo dado por la fiscalía en defensa de los perjudicados por los seguimientos ilegales, la entrega de los posicionamientos teléfonicos de abril de 2008, el rosario de peticiones para que se cite a Pinto y la próxima comparecencia de Cobo han dado un empujón a la causa que, por otro lado, ya ha probado lo esencial: que agentes de Granados espiaron a Prada, seguido en mayo de 2008 por tres ex guardias civiles imputados que responsabilizaron de su labor, a la que denominaron contravigilancia, a su ex director general, Sergio Gamón, también imputado pero que se lavó las manos sobre la actividad ilegal de sus ex subordinados.

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