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OPINIÓN
Columna
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El 'efecto mariposa'

Las especulaciones en torno a la posibilidad de que Zapatero no concurra a las próximas elecciones legislativas recuerdan las secuencias causales del efecto mariposa que transforman el aleteo de un lepidóptero de la selva amazónica en un devastador huracán caribeño. Sea cual sea el origen primigenio del impulso inicial (tal vez un artículo de opinión titulado ¿Y si Zapatero no vuelve a presentarse? publicado en EL PAÍS el 18 de diciembre de 2009), sus repercusiones han crecido exponencialmente con la ayuda de los medios de comunicación necesitados de serpientes amaestradas del lago Ness -tanto en invierno como en verano- para entretener a sus lectores.

Aunque el presidente del Gobierno guarde un pudoroso silencio, la secretaria de organización, Leire Pajín, declaró oficialmente el pasado lunes que Zapatero es el único candidato posible del PSOE. Quedan demasiado lejos las elecciones legislativas para que las conjeturas sobre la retirada tengan sentido; José Antonio Griñán, presidente de la Junta de Andalucía, afirma con razón que es "un debate de muy mala leche".

¿Se presentará Zapatero como candidato a un tercer mandato presidencial en las elecciones de 2012?

Por lo pronto, no existen las condiciones objetivas facilitadoras de la abdicación de Aznar en favor de Rajoy cuatro meses antes de la convocatoria de 2000, en especial la certeza -luego desmentida- de una desahogada victoria del PP por mayoría absoluta. El temor de los socialistas a las malas consecuencias electorales de la huelga general del 14-D aconsejó a Felipe González desistir de su meditado propósito de no aspirar a un tercer mandato presidencial. Si se descarta una cómoda victoria socialista capaz de permitir el cambio de montura al cruzar el río sin que el candidato se rompa la crisma, hay otros dos escenarios posibles.

1. Si el empleo no se recuperase de manera significativa y los augurios de los sondeos fuesen letales para el PSOE, la renuncia de Zapatero al tercer mandato sería interpretada justificadamente no sólo como una deserción, sino también como un embarque a su sustituto.

2. Si la situación económica mejorara y las encuestas no arrojasen un claro ganador, Zapatero sería seguramente el mejor candidato disponible del PSOE, con independencia del juicio que merezca a cada cual su ejecutoria como presidente.

El banquillo de figuras juveniles ascendidas a primera división el año 2000 no ofrece un surtido de dirigentes que mejoren la imagen y la popularidad de Zapatero. Autojubilado Felipe González y emigrado Almunia a la política europea, todavía quedarían disponibles, sin embargo, algunos candidatos procedentes de la cantera de 1982 -más abundante y valiosa que la actual- como Solana (cuyos 13 años de ministro se unen a otros 13 de experiencia internacional), Rubalcaba (titular de varias carteras en los dos mandatos socialistas, apreciado por las corrientes de centro-izquierda) y Bono (bien visto por el centro-derecha). ¿Accedería Zapatero a devolver el testigo del poder a la generación de quien lo recibió?

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