La princesa del pop
Se publican los primeros álbumes de Françoise Hardy
Como la letra del bolero el destino ha querido, no que vivan separados, sino juntos y para la eternidad, Françoise Hardy y la canción Tous les garçons et les filles. La canción que acabará convirtiéndose en cara y cruz para la cantante y con más de dos millones vendidos en todo el mundo, abre esta colección de discos registrados entre 1962 y 1966 bajo el sello Vogue, la casa de discos que servirá de centro de operaciones para la joven guardia yeyé, entre otros Jacques Dutronc que además de robarle el corazón a la bella Hardy le imprimirá al movimiento juvenil insolencia y humor gracias a los textos del desaparecido Jacques Lanzmann. Admiradora irreductible de los Everly Brothers, a los que tributaría homenaje en compañía de Etienne Daho y esa pequeña maravilla de amor terminal que es So Sad, la sombra del dúo americano sin duda está muy presente en estas primeras canciones donde por otro lado se construye el mito Hardy, esta mezcla de belleza juvenil, misteriosa y melancólica. Un romanticismo nueva ola que se proyecta en títulos como Le premier bonheur du jour mientras la marea yeyé capitaneada por Sylvie Vartan se agita a ritmo de twist. La canción será versionada entre otros por Os Mutantes y la encantadora voz de Rita Lee. Que Françoise Hardy no estaba dispuesta a seguir ese modelo de cantante adolescente que ella había inaugurado lo expresan títulos como Mon amie rose, que le ofrece una mayor complejidad como intérprete sensible mientras se abre a otros creadores. Uno de éstos será el compositor Jean-Max Rivière que, en solitario o formando pareja con Gerard Bourgeois, le construyen temas como L'amitié o Rendez-vous d'autommne. Para entonces Françoise Hardy es ya uno de los símbolos de esa modernidad que proyecta Francia. Sus presentaciones en el Hotel Savoy de Londres congregan a todo el Swinging London y cenas en compañía de Brian Jones y Anita Pallenberg. Esta conexión french quedará registrada en su primer álbum en inglés que se recoge en esta colección 62-66. Hasta cuenta con un rendido admirador como Bob Dylan. Hardy, a pesar de ella, ya tiene rango de vedette internacional. De Italia se trae la versión francesa de Il ragazzo della Via Gluck de Celentano y primeros apuntes tímidamente ecologistas. También se encuentra con Ennio Morriconne que la sumerge en la épica de la melodía italiana, Je changerais d'Avis (Se telefonando). Aunque aquí le gana la partida Mina.
La Collection 62-66. F. Hardy. Sony-Legacy.
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