"No me veo dando subsidios, la verdad"
Las noticias giran estos días en torno a otra Mrs. Robinson de su misma isla (Irlanda), pero no hay más coincidencias entre ambas. Mary Robinson, de 65 años, aparece en el hall del hotel con un poco de retraso. Posa con cierta urgencia, quiere un café. Elegante y educada, se sienta tiesa y se sirve un desayuno frugal: panecillo, jamón cocido y un poco de queso al que le quita la corteza con cuchillo y tenedor. Se sirve un primer café.
Abogada y presidenta de Irlanda durante siete años, Robinson fue alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos hasta que la Administración de Bush se cansó de sus críticas -a Guantánamo, a la Patriot Act-, y se opuso a su reelección. Ella siguió trabajando por los derechos humanos con su fundación Realizing Rights, cuyo lema es Por una globalización más ética.
La ex presidenta de Irlanda sonó para dirigir Europa, según dice, a su pesar
Robinson ha viajado a Madrid para participar en un debate sobre empresas y derechos humanos organizado por la Fundación Carolina y la Fundació Fòrum Universal de les Cultures. Una más de sus tareas en un largo currículo, pues también es una de los 12 componentes de The Elders (los ancianos o mayores), un grupo de líderes internacionales que, bajo el liderazgo de Nelson Mandela, quiere aportar su conocimiento en la consecución de la paz mundial. "Mi marido dice que es la enfermera de uno de los ancianos", dice con un sutil guiño.
Robinson, que va por el segundo café, tiene una nueva obsesión: el cambio climático. En marzo empezará a rodar su nueva fundación dedicada al tema. Para explicar su apasionamiento cuenta el caso de dos agricultoras que conoció en África y que han perdido sus cultivos de té y algodón a causa de la sequía. "Soy de una zona de agricultores y sé que siempre se están quejando del tiempo, pero esto es otra cosa. Tenemos que evitar que las emisiones de CO2 de los países desarrollados arruinen a los pobres. Es injusto que sean ellos quienes más lo paguen".
La nueva fundación tendrá sede en Irlanda, lo que hace bastante feliz a su marido, un caricaturista político retirado que se mete con la adicción al trabajo de su mujer. "Como los buenos amigos me dice todo, aunque no me guste", sonríe. "Ahora insiste en que si quiero ser coherente tengo que minimizar mis emisiones y coger menos aviones, así que intentaré hacer más videoconferencias". Robinson, que es muy seria, se sonríe al hablar de su marido y de sus nietos, dos de los cuales viven en Barcelona y le han enseñado a decir bona nit. Pero no piensa en retirarse para disfrutar más de ellos: "Al actual ritmo de crecimiento de la población tengo poco optimismo en el futuro de mis nietos y de todos los niños. Tengo sensación de urgencia, necesito trabajar".
Robinson entró en las quinielas para presidir el Consejo Europeo, aunque ella niega que tuviera interés por el cargo: "Soy irlandesa, pero ahora tengo la perspectiva de los países pobres. No me veo adjudicando subsidios que les perjudican, la verdad". Inquirida por su opinión sobre Iris Robinson, esposa del ministro principal de Irlanda del Norte, la mujer que mantiene escandalizada a Irlanda e Inglaterra por sus aventuras sexuales, Mary Robinson, que encara ya su tercer café, responde diplomática y un tanto misteriosa: "Por muchos motivos soy reacia a hacer comentarios. Reverberaría en Irlanda y no quiero causar más problemas de los que ya hay".
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