El mejor pase, el del portero

El mejor pase del partido lo dio Cristian Álvarez, portero del Espanyol. Medio gol fue suyo, media victoria, también. Lo celebró su equipo, incapaz de hilvanar una jugada punzante, y lo padeció el Zaragoza, destartalado en defensa e inoperante en el área rival.

Al Zaragoza le sale urticaria cuando de rasear la pelota se trata. Sólo se rebela Ander Herrera, jugador con tanta calidad como fragilidad. Pero el Zaragoza carece de finalizadores. Ni Pennant centra con acierto, ni Arizmendi ataca a la pelota con tino. El remate, entonces, se le presume a Chupete Suazo, fichaje invernal.

Padece de lo mismo el Espanyol. Intenta sacar la pelota jugada desde atrás y se enroca. Trata de mezclar en campo ajeno y se enreda, carente de punto y final. Para eso logró ayer la cesión del punta Osvaldo (Bolonia). Pero como lo del Zaragoza es descabellado, nada importa. Un pase indolente de Pareja propició una cadena de fallos en la defensa del Zaragoza. Pulido, Goni y Carrizo se hicieron un lío y el balón lo despejó el portero de mala manera. Tanto, que permitió un remate sin oposición a Verdú, que la clavó. Un gol tan incomprensible como el del Zaragoza. Sacó Jorge López una falta lateral y Arizmendi pugnó en el salto con Moisés, que peinó sin querer el cuero y la coló en la portería defendida por Cristian Álvarez, debutante esta temporada en la Liga, una vez que Kameni desfila en la Copa de África con Camerún.

Más ahínco puso el Espanyol, espoleado por la quebradiza zaga del Zaragoza. Nada parecía desatascar el juego. Hasta que Cristian Álvarez agarró un balón y, sin pensárselo dos veces, lo envió al movimiento de Callejón. Le dejó al borde del área con opción a tiro. Al zapatazo respondió Carrizo. Pero Marqués atendió el rechace y decidió el encuentro.