El reino de los cedros
Trincheras de la Guerra Civil y grandes vistas en la granadina sierra de Huétor
Eclipsada por la cercana sierra Nevada, que la dobla en altura y centuplica en fama, la de Huétor es una perfecta desconocida en la mayor parte de España. No así en Granada, ciudad de la que está a sólo diez kilómetros al noreste y para la que es un recreo cómodo y habitual. Y tradicional, que ya en el siglo XI los reyes ziríes venían a pasar aquí la Pascua de los Alaceres, en tiempo de la vendimia, y celebrar añaceas, zambras y jolgorios varios.
Alfaguara le llamaron los moros a la zona de la sierra más próxima a Granada, por su abundancia en aguas manantías. Testigo de ello es la milenaria Fuente Grande, que puede admirarse en la localidad de Alfacar: un nacedero borboteante cuyas linfas cristalinas se remansan en un estanque monumental, de 30 metros por 15, en forma de lágrima. También puede verse (y pasearse) la acequia de Aynadamar, que desde este mismo manadero surtía al barrio granadino del Albaicín y que el poeta e historiador Ibn al Jatib describía rodeada de huertos deliciosos, jardines incomparables, mirtos y palacios.
Además de con agua y aire puro, la sierra siempre tentó al granadino con sus panes, orondas hogazas cocidas en hornos morunos de leña, amén de crujientes roscas, saladas salaíllas y dulces jayuyas. Antes de que se inventasen las furgonetas, el pan llegaba a todas las casas de la capital en capachos de pleita acarreados por mulos desde Alfacar, por sus muchos hornos conocida como la tahona de Granada. Pero también en Víznar y en Cogollos Vega ha habido siempre manos diestras en amasar y moldear panes, medias, bollos, tortas de la carda...
Un idílico panorama, pues, el de la sierra de Huétor, anticipo del Yanna y de todos los jardines ultramundanos prometidos a los justos. Lástima que los iracundos dioses de la guerra no lo respetaran. A cien metros de la Fuente Grande está el parque García Lorca, y a un kilómetro y medio, el barranco de Víznar, donde se supone que lo fusilaron. En Cogollos se alza el peñón de la Mata, nombre siniestramente apropiado para un lugar donde murieron cientos de combatientes durante la Guerra Civil y donde se conservan como el último día de la misma los nidos de ametralladoras y otras obras defensivas. Y en Víznar, cerca del centro de visitantes de Puerto Lobo, se hallan las impresionantes trincheras del cerro del Maúllo.
Casamatas y parapetos
Hasta ellas nos podemos acercar paseando por la pista forestal que va del centro de visitantes al área recreativa de la Alfaguara. En diez minutos alcanzaremos el desvío señalizado, y en otros tantos, zigzagueando por la umbría del cerro, la cumbre, donde descubriremos una fortificación de 150 metros de circunferencia, con galerías, casamatas y parapetos desde los que se ve la sierra Nevada entera y de frente. También se ve muy bien el pueblo de Huétor de Santillán y el viaducto sobre el río Darro de la autovía A-92.
Tras visitar las trincheras, volveremos a la pista forestal y, si hay tiempo y ganas, continuaremos paseando por ella hasta el área recreativa de la Alfaguara. Por el camino encontraremos el mirador de Víznar, que ofrece un completo panorama de estas montañas de faldas verdes (pinares de repoblación en su mayor parte) y cabezas blancas, abruptas crestas calizas que se levantan hasta los 1.900 metros de altitud y que son de buena querencia de las cabras monteses y los escaladores. Por encima de estos equilibristas veremos piruetear a los halcones peregrinos y a las águilas reales y perdiceras. A los que no veremos es a los murciélagos de herradura, los escorpiones y los miriápodos ciegos, algunos de ellos únicos en el mundo, que habitan en las profundidades de la sierra, allí donde los cauces subterráneos, típicos de las zonas calcáreas, han labrado grutas como la cueva del Agua.
A cinco kilómetros largos del inicio (un par de horas) alcanzamos el área recreativa de la Alfaguara por su restaurante, su zona de acampada y su arboreto, un antiguo vivero forestal con el que se repobló a lo largo del siglo XX la muy esquilmada cubierta vegetal de la sierra, originalmente de encinas y robles. Sobre las 24 especies presentes señorean los cedros del Atlas, de hasta 35 metros de altura. Estos árboles moros, amantes de la luz y los suelos calizos, están a sus anchas en la sierra de Huétor.
Guía
DORMIR
» Miranevada (696 90 25 10; www.miranevada.es ). Alfacar. 16 casitas rurales al pie de la sierra de la Alfaguara. Entre 60 y 150 euros por noche, según ocupación y temporada.
» Alto de Viñuelas (958 54 60 23; www.campingaltodevinuelas.com ). Beas de Granada. Cabañas de madera climatizadas en cámping con piscina, bar y restaurante. Desde 60 euros.
COMER
» La Ruta de Lorca (958 54 33 08;www.larutadelorca.es ). Alfacar. Precio medio: 20 euros. Además, dispone de 19 agradables habitaciones, bien equipadas, con tarifas a partir de 40 euros.
» Horno de Víznar (958 54 02 53; www.hornodeviznar.com . Víznar. De 35 a 40 euros.
INFORMACIÓN
» Centro de visitantes de Puerto Lobo(958 54 04 26; www.juntadeandalucia.es/medioambiente/site/web).
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