Acampada por cerrojazo
Una empresa de Alcalá de Henares deja en la calle a 49 obreros - Los operarios se instalan frente a la fábrica para que no se lleven las máquinas que quedan
Llevaban 50 días sin poder ni siquiera acceder a los talleres. Se levantaban cada mañana para pasar de ocho a dos y de tres a cinco sentados en la cantina de la fábrica. Esperaban una solución. Que entrara algún encargo, que la empresa Creaciones Acero, en Alcalá de Henares, les pagara los cuatro meses de salario que les debía.
La espera terminó el martes, pero su situación ahora es aún peor. Un total de 49 trabajadores se turnan para dormir (ahora bajo la nieve) frente a la que fue su fábrica. Sin mediar ningún aviso, el día de Reyes un candado colgaba en la puerta. Ellos se quedaban fuera, sin trabajo y sin compensación.
Los primeros cinco operarios de Creaciones Acero que durmieron en una tienda en el barro se perdieron la noche de los regalos. A algunos tampoco les quedaba dinero para comprarlos. Ayer por la mañana, la veintena de trabajadores que se apiñaban en torno a una hoguera, cubiertos de copos, prometieron resistir lo que sea necesario para asegurarse de que nadie se llevará la maquinaria y el mobiliario del interior de la fábrica, su única garantía de cobrar algo.
Creaciones Acero, una empresa familiar de Alcalá de Henares dedicada a la construcción de estructuras para grandes superficies comerciales, llevaba un año y medio con problemas. Pasaron de 110 a 49 operarios. El 11 de diciembre, la dirección planteó un expediente de regulación de empleo voluntario al que se acogieron sólo 13 trabajadores. Cuatro de ellos eran directivos de la empresa, familiares. El resto no lo aceptaron porque, según cuentan, les debían la paga de cuatro meses. El proceso, del que el comité de empresa y los sindicatos aseguran no tener la documentación legal completa, dio lugar a una denuncia ante Inspección de Trabajo y está paralizado.
El lunes, los operarios acudieron a la planta y se encontraron con que no había electricidad. "Y comenzamos a protestar", cuenta José Arribas, presidente del comité de empresa. Arturo Pinedo, el hijo de la presidenta de la compañía, llamó a la policía para que le escoltaran a la salida de la fábrica por miedo a que le agredieran. "Pero no ocurrió nada", explica Gabriel Vera: "Trabajo en la oficina y estuve allí mientras subían los trabajadores a explicarles su posición. No hubo ni un insulto".
La mañana del martes las puertas de la fábrica estaban cerradas. Los trabajadores acamparon. "Hace unos meses ya se llevaron parte de las máquinas, y no queremos que continúen descapitalizando la empresa", explica Arribas. Los trabajadores argumentan que "ha sido un golpe a traición" aprovechando las vacaciones, y han interpuesto una denuncia ante la Inspección de Trabajo y la Dirección General de Trabajo por cierre patronal. La ley ampara la clausura del centro de trabajo sólo en casos muy concretos, como un peligro físico eminente.
El caso presenta algunas complicaciones. Por ejemplo, el hombre al que todos llaman "jefe", Fernardo Pinardo, es el marido de la propietaria, y en una conversación telefónica deja claro que no responde de nada:
-Yo estoy en la misma situación que ellos, en plantilla como uno más. Si la dirección de la empresa es culpable, la justicia dirá "a la cárcel".
-Pero "la dirección" es su mujer.
-Eso no tiene nada que ver.
-¿No se puede hablar con ella?
-Sufre del corazón.
-¿Y confirma el intento de agresión a su hijo?
-Algo he oído, pero no sé.
Mientras, los trabajadores esperan bajo la nieve.
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