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La amenaza terrorista

Obama asume la responsabilidad por los errores en el atentado de Detroit

El espionaje de Estados Unidos alertó sobre el terrorista nigeriano en pleno vuelo

Antonio Caño

Barack Obama asumió ayer la responsabilidad personal por los errores que permitieron el intento de derribar un avión estadounidense el día de Navidad y aseguró que, aunque se aumentarán las medidas de seguridad y se mejorarán las labores de espionaje, su Gobierno nunca sacrificará libertades ni permitirá pasos atrás en las condiciones de democracia y apertura de las que goza este país, pues eso significará la victoria definitiva de los terroristas.

"Como presidente tengo la responsabilidad de defender a esta sociedad, y cuando el sistema falla es mi responsabilidad", declaró Obama en una comparecencia, la segunda esta semana, destinada a mantener al tanto a la nación sobre el resultado de las investigaciones del atentado frustrado sobre el cielo de Detroit.

El presidente dice que no sacrificará libertades en aras de la seguridad

El presidente confirmó que la Administración de EE UU disponía de elementos suficientes como para haber impedido ese intento, pero que falló tanto el análisis de la información recolectada por las agencias de espionaje como el mecanismo para poner en conexión esos datos.

Obama prometió el máximo esfuerzo para tratar de resolver esos problemas y aseguró que los responsables de todos los departamentos relacionados con la seguridad tienen instrucciones de mejorar sus prestaciones, pero afirmó que este episodio no es atribuible a errores individuales concretos, sino a un "fallo sistemático del sistema". "Estoy más interesado en encontrar soluciones que en repartir culpas", dijo.

El presidente intentó levantar el ánimo de los servicios de espionaje, muy castigados por una serie de fallos en las últimas semanas, y aseguró que Al Qaeda ha sufrido numerosos golpes importantes en los últimos meses y "se encuentra muy debilitada", lo que impide que "siga teniendo capacidad de reclutar en lugares muy distintos". Eso exige, explicó, diversificar los medios para obtener información.

Obama, que ha estado estos días bajo fuerte presión interna por la supuesta debilidad de su reacción tras el episodio del vuelo de Northwest, dijo que no va a desfallecer en la persecución de los terroristas, pero que tampoco va a seguirles el juego. "Mientras yo sea presidente no sacrificaré los ideales de libertad ni renunciaré a los privilegios de una sociedad abierta", afirmó.

Al mismo tiempo, los ciudadanos tendrán que asumir el coste personal de mayores y más estrictos controles en los aeropuertos, y los altos funcionarios tendrán que responder por los errores que se comentan a partir de ahora. De momento no se han anunciado destituciones, pero no se descarta que puedan producirse en los días venideros.

En posición muy delicada se encuentra, por ejemplo, Michael Leiter, el director del Centro Nacional Contraterrorista —un departamento para la supuesta coordinación de información creado tras el ataque del 11-S—, después de que el diario Daily News de Nueva York informara ayer de que decidió continuar sus vacaciones en la nieve hasta varios días después del suceso de Detroit. Nadie ha desmentido hasta el momento esa información.

La alocución del presidente en la Casa Blanca tenía por objeto resumir el contenido de un informe que contiene los resultados de las investigaciones realizadas hasta ahora sobre el episodio del vuelo de Northwest y que confirma los problemas habidos, tanto en la identificación de las personas vetadas para entrar en el país, como en la comunicación entre los diferentes servicios responsables.

Entre otras cosas, se precisa que las autoridades estadounidenses alertaron sobre la peligrosidad del nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab cuando éste ya había abordado en Lagos el avión que lo llevaría a Detroit con una escala en Ámsterdam.

Algunas medidas para hacer frente a esos problemas están ya en marcha, como la ampliación y actualización de las listas de exclusión o la asignación de más agentes de seguridad a bordo de los aviones con inicio o destino en territorio de EE UU. Otras pueden anunciarse próximamente.

Entre las acciones a tomar se cuenta ya la de un seguimiento más eficaz sobre las actividades de los sospechosos de terrorismo en aquellos países en los que se alojan. Para eso puede ser útil la reconstrucción de los pasos de Abdulmutallab, aún objeto de varias dudas.

El Gobierno de Yemen informó ayer que el joven nigeriano estuvo en ese país hasta el día 4 de diciembre y viajó a la remota provincia de Shabwa para reunirse con dirigentes de Al Qaeda, entre ellos Anwar al-Awlaki, el clérigo radical que predica en Internet y el mismo con quien, al parecer, había estado en contacto el oficial de EE UU que cometió la matanza de Fort Hood (Texas).

Las autoridades yemeníes aseguran que Abdulmutallab no salió de Yemen con los explosivos que intentó utilizar, sino que los obtuvo en su parada en Lagos. Abdulmutallab llegó a Lagos el 24 de diciembre procedente de Accra (Ghana) y pasó un breve periodo de tiempo en el aeropuerto de la ciudad nigeriana —40 minutos, según los responsables en Nigeria y más de dos horas, según el Gobierno de Ghana—, pero quizá suficiente como para entrar en contacto con quien le pasaría el material para la bomba. Nigeria ha asegurado que el presunto terrorista fue adecuadamente inspeccionado en Lagos.

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