Guardiola protege a Chigrinski
El técnico del Barça defiende al central, silbado por el Camp Nou
El Camp Nou no perdona. Dmitro Chigrinski (Ucrania; 1986), central del Barça, agarró a Capel al tiempo que le soltó una disimulada zancadilla. El árbitro señaló la pena máxima y con eso le alcanzó al Sevilla para vencer en la ida de los octavos de final de la Copa (1-2). "No sé si fue penalti. Empiezo a coger al rival fuera del área... tendría que verlo por la televisión", admitió después el zaguero. A partir de entonces, la afición azulgrana silbó en cada ocasión que Chigrinski tocó la pelota. Un abucheo que indirectamente también discute el criterio del técnico Pep Guardiola, que durante el verano insistió hasta la saciedad para ficharlo, por más que costara 25 millones de euros y proviniese del Shakhtar Donetsk de Ucrania, una Liga menor. "Igual le cuesta más porque venía de donde venía y por el precio que hemos pagado, pero si aquí hay algún responsable, ése soy yo y no él", respondió con rotundidad Guardiola.
"Si quieres jugar aquí, tienes que estar preparado para los silbidos", reconoce
Severo como pocos, el Camp Nou fue capaz de pitar en su tiempo a referentes como Suárez, Cruyff o Rivaldo, además de a Koeman o Zubizarreta durante sus primeros partidos. "Es un estadio muy exigente", esgrimió Guardiola. Al último futbolista que le cogió tirria la afición del Barça fue a Giovani dos Santos, que ocupó la plaza de Messi cuando estaba lesionado pero que en vez de halagos se llevó silbidos. Malparado también por la comparación con Bojan, ojito derecho del Camp Nou, más identificado con el culé y su cultura, acabó por emigrar a la Premier. "Es difícil entrar en un campo con abucheos", señaló el futbolista. Ahora la afición la tiene tomada con Chigrinski, hábil en los desplazamientos en largo pero lento como conductor del balón o como corrector del juego. "El público se equivoca", rompió Messi, solidario con su compañero. "No comparto los silbidos. A veces se tiene que notar que jugamos en casa y, cuando el público se comporta de esa manera, no parece que estamos en casa", añadió Alves.
El cuerpo técnico está encantado con Chigrinski, esponja en los conceptos tácticos y con el idioma. Aunque con interrupciones, ya habla castellano. "Dima es un jugador fantástico que ha hecho lo que le hemos pedido desde el principio", reveló Guardiola, que apostó fuerte por él al principio del curso pero que en los últimos compases pareció menguar su confianza. Titular en ocho de los 16 encuentros ligueros y en dos de los tres coperos, fue en Jerez, hace un mes, cuando salio por última vez de inicio. Suma un total de 775 minutos, lejos de los 1.210 y 1.198 minutos ligueros que acumulan Piqué y Puyol, que no han participado aún en la Copa. "Poco a poco conseguiré adaptarme al Barça e iré subiendo el nivel de juego. Las relaciones son mucho mejores y estoy contento. No es un problema de confianza. No sólo es de eso", aclaró Chigrinski.
Concluido el partido contra el Sevilla, más de un jugador del Barça le dio unas palmaditas en la espalda. "Si se pierde es por culpa de todos. Es un futbolista que tiene mucho a aportar en este equipo", le defendió Piqué; "y entiendo que los silbidos no sólo son para él, sino para la plantilla entera". Chigrinski no tiene reproches. "Estas cosas no son buenas para mí. Pero comprendo que la gente me silbe. El Barça es un equipo muy fuerte y la gente siempre quiere la victoria y espectáculo. Soy consciente de que si quieres jugar aquí, tienes que estar preparado para esto", aseguró. Guardiola también le echa un cable: "Sé que le costará, pero se saldrá con la suya. Dará lo mejor de sí mismo. Y cuanto más se le silbe y más crezca el runrún, más le ayudará porque ha venido para años". Lo mismo opinó Gabi Milito: "Es un grandísimo jugador que tiene muchos años por delante en el Barça y un futuro sensacional".
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