Miles de británicos rechazan un acto contra la guerra afgana convocado por un islamista
Como decenas de veces antes, la tranquila villa mercantil de Wootton Bassett, 140 kilómetros al oeste de Londres, despidió ayer en respetuoso silencio a los dos últimos soldados británicos muertos en Afganistán. Sus cadáveres habían llegado horas antes a la cercana base de la fuerza aérea, la RAF, en Lyneham. Las concentraciones silenciosas en Wootton Bassett se han convertido en un movimiento espontáneo a medio camino entre homenaje patriótico y señal de duelo por una guerra tan sangrienta. Con buena voluntad, se podrían interpretar incluso como una callada protesta por la guerra misma.
No lo entiende así el predicador islamista Anjem Choudary, que planea convocar en esa misma población una manifestación de protesta contra la guerra que la inmensa mayoría de los británicos ve como una provocación mucho más que una causa en defensa de la paz. Choudary, antiguo líder en Reino Unido del grupo islamista Al-Muhajiroun, quiere pasear 500 ataúdes vacíos por las calles de Wootton Bassett para denunciar las muertes de civiles en Afganistán a manos del Ejército británico.
El mismo Choudary, que estos días ha comparado la actuación de los británicos en Afganistán con el comportamiento de los nazis en la II Guerra Mundial, ha venido a reconocer el carácter provocador de su iniciativa al admitir que si convocara esa marcha en cualquier otro sitio pasaría desapercibida y al querer hacerla en ese lugar se ha convertido en noticia nacional.
Más de 277.000 personas han firmado una petición en Facebook pidiendo la prohibición de esa protesta. La prohibición no es difícil desde el punto de vista legal si la policía cree que la marcha puede acabar provocando violencia.
Pero eso puede tener consecuencias no deseadas. Por un lado, muchos musulmanes verían en ello un agravio comparativo. Por otro, podría acabar celebrándose una marcha ilegal que inevitablemente degeneraría en violencia si la policía intenta impedirla. Aunque el primer ministro, Gordon Brown, ve en esa iniciativa una provocación, el presidente de la influyente Asociación de Oficiales Jefes de Policía, sir Hugh Orde, advirtió que la prohibición podría ser contraproducente.
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