Casquero ilumina al Getafe
El gol del medio vale la victoria ante el Valladolid en un choque muy soso
Una buena oportunidad para acercarse un poco más a la zona alta estuvo a punto de irse al limbo por pura desgana. El Getafe, en su versión más desaliñada, menos enérgica, ofreció al Valladolid un trabajo facilón para sacar tajada del primer partido del año, pero los de Mendilibar son un equipo desajustado y lleno de dudas. El gol de Casquero casi al final convirtió en real una victoria que hasta ese momento iba camino de escaparse en un empate poco alimenticio para el equipo de Michel.
El Getafe tuvo que esperar veinte minutos para encontrar su sitio en el césped. Hasta entonces el Valladolid había tenido sus opciones, se había encontrado cómodo, sin apenas presión. Sesma encontró un agujero en la banda izquierda y por su lado Codina comenzó a recibir balonazos. Pero sin Diego Costa en el área no hay ni referencias ni puntería, y el ratito de dominio no sirvió para nada salvo para que Bueno anotase un gol legal al inicio de la segunda parte que el árbitro invalidó al juzgarlo en fuera de juego. El tanto anulado espabiló a Michel: movió sus piezas en el centro del campo y corrigió la indolencia de Parejo con el músculo de Casquero.
GETAFE 1 - VALLADOLID 0
Getafe: Codina; Cortés, Cata, Mario, Mané; Boateng, Parejo (Casquero, m. 56), Gavilán (Manu, m. 79), Pedro León (Pedro Ríos, m. 69); Albín y Soldado. No utilizados: Ustari, Belenguer, Rafa, Casquero y Adrián.
Valladolid: Justo Villar; Barragán (Pedro López, m. 69), Arzo, Nivaldo, Marcos; Borja (Marquitos. m. 85), Pelé; Nauzet (Medunjanin, m. 62), Sesma, Canobbio; y Bueno. No utilizados: Fabricio, Baraja, Héctor Font y Luis Prieto.
Gol: 1-0. M. 82. Disparo a la escuadra de Casquero.
Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó a a César Arzo, Nauzet y Barragán.
Unos 6.000 espectadores en el Coliseum Alfonso Pérez.
El choque se rompió, la búsqueda de control en el centro del campo de los dos técnicos quedó superada por la ambición de los que solo buscan la portería contraria, pero el Getafe, local y más enérgico, salía ganando con la nueva propuesta y el cuero solo se paseaba por el área del Valladolid, que terminó encerrado, cansado de correr detrás de la pelota, agarrado al punto que tenía en el saco y confiado en la buena tarde de Justo Villar. Y entonces apareció Casquero para colocar el balón en la escuadra y cerrar hora y media de fútbol soso y aburrido.
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