El duelo
El duelo entre el Barça y el Real Madrid va a ocupar este año 2010 el vacío que deja la mediocridad turbia de la política, nos puede salvar del sofocante agobio de las tertulias canallas de la televisión convertidas en un gallinero agresivo, donde siempre gana el idiota que más grita. A partir de ahora este combate a dos se convertirá en el único ejemplo de fortaleza, de rigor, de estética y de moral pública al alcance de cualquier espectador. Un pase de Iniesta, un remate de Cristiano Ronaldo, siete fintas seguidas de Messi, una parada de Casillas poseen un grado de excelencia imposible de hallar en la Universidad, en la Iglesia, en el Parlamento y en el periodismo. Los seguidores del Barça y del Real Madrid ceden parte de su yo a un colectivo en el que diluyen todos sus sueños. Para el Barça en el principio era el Verbo; para el Real Madrid en el principio era la Acción. El Barça juega persiguiendo un ideal de perfección; el Real Madrid, en cambio, sólo trata de aplastar al equipo contrario; uno se mira a si mismo en la propia sombra del césped; el otro sólo pone los ojos en el adversario. En el Barça el fin primordial consiste en gustarse y que el gol sea un producto de una elaboración virtuosa; en el Real Madrid el gol viene al final de una lucha heroica, pero no importa si el balón entra con un remate espectacular o con un rebote en la canilla. Del verbo y de la acción derivan el idealismo y el pragmatismo: dos formas de estar en el mundo, de enfrentarse al futuro, de soportar los golpes de la fortuna, de combatir al enemigo, de celebrar la victoria o de asumir la derrota. Más allá de la perfección sólo está la muerte, lo mismo en arte que en deporte, puesto que solo permite repetir la fórmula hasta el infinito. No es posible mejorar el fútbol que realizó el Barça en el partido contra el Manchester. A partir de ese momento estelar el equipo no ha hecho otra cosa que imitarse a si mismo. Al Barça solo le puede salvar del manierismo la emoción de la agonía, el gol en el último minuto; en cambio el Real Madrid puede llegar a la cima si convierte la agresividad y la incertidumbre en una maquinaria de alta precisión. Verbo o acción también son dos formas de matar. El Barça con veneno lento, el Real Madrid a puñal.
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