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¿Sólo es un problema de comunicación?

El Gobierno asocia el suspenso del Euskobarómetro a sus deficiencias en su plan informativo - El PSE urge a hablar en clave política: "No llega la gestión a la gente"

Patxi López eligió el argumento de que "tenemos un problema de comunicación" para justificar la honda descalificación a la labor del Gobierno vasco que reflejaba el Euskobarómetro en su última oleada de otoño. Erró. Al menos, así lo piensan quienes le rodean. Un responsable de Lehendakaritza señala: "Ni me lo creo [ese argumento] ni jamás lo voy a emplear como justificación de nada". Por eso, los asesores de Ajuria Enea enfatizan que "no tenemos un problema de comunicación". Entonces, ¿cuál es la razón del suspenso? En el PSE-EE parecen tener clara la respuesta: "No es cuestión de que se esté comunicando mal, sino de que tenemos que tener claro lo que hay que comunicar".

Con todo, en el equipo que asiste al lehendakari sienten la intranquilidad por el aviso recibido desde la ciudadanía. "No vemos que se ha trasladado ni la gestión realizada en este tiempo ni cómo hemos superado los problemas que teníamos encima de la mesa cuando llegamos", asumen con cierta resignación.

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En la búsqueda de los motivos que provocan esta desafección, en Lehendakaritza han llegado al convencimiento de que "falta estructura" en el área de Comunicación, de que "no podemos llegar a todo con los que estamos". En este contexto se enmarcaría la próxima designación como máximo responsable de este departamento de Emilio Alfaro, un periodista con experiencia en una tarea muy similar durante el primer mandato del peneuvista José Antonio Ardanza en Ajuria Enea.

En el Gobierno socialista admiten, eso sí, "que se han producido deficiencias en la comunicación", porque "hemos hecho muchas cosas y no ha llegado a la gente". En este análisis crítico hay un reconocimiento expreso al "error" cometido en la configuración del departamento de Comunicación al iniciar el actual mandato y que viene arrastrado por la idea inicial de reducir la cifra de asesores. "Vemos con el paso del tiempo que la estructura que había hasta ahora no estaba mal". Como muestra de esta reconsideración se entendería el rescate inmediato de la figura de un secretario general de Comunicación, cargo que en la larga etapa de Juan José Ibarretxe desempeñó Joseba García Bengoetxea, ahora en el área de Relaciones Externas de Iberdrola.

Para Francisco Llera, director del Euskobarómetro, no se puede decir, "aunque sea verdad, que la desconfianza manifestada por la sociedad vasca en Patxi López sea consecuencia directa de una mala política de comunicación. "Decir este tipo de cosas es algo habitual en los políticos, que parece que lo encuentran como una justificación fácil de usar". Según Llera, "el problema no es de comunicación, ni tampoco tienes que decir que lo vendes mal". En su opinión, la razón estriba en que "no explicas lo que tienes que explicar". Y es aquí donde este sociólogo recuerda que seis meses no es tiempo para que la sociedad asuma un cambio político, Sobre todo cuando, "además, no has ganado las elecciones por aluvión, estás en la peor época económica para entrar en un Gobierno y empiezas con un Presupuesto decidido por otro y que está prácticamente gastado cuando quieres hacer algo".

En su reflexión, Llera considera que Patxi López no ha trasladado "todo lo que ha hecho" desde que el PSE-EE empezó a gobernar en solitario en el País Vasco. "Tiene mucho que vender y quizá sólo se haya quedado en transmitir algún ajuste y algunos gestos, que también son importantes. Pero que tiene mucho más que decir de su gestión". Todo ello, continúa Llera, en una coyuntura económica "demasiado adversa" para cualquier Gobierno, donde las preocupaciones de la propia subsistencia personal, de la situación del paro, "agobian" a la sociedad vasca y "se olvida" de valorar otras cosas. Desde la experiencia que le proporciona la serie de sondeos del Euskobarómetro, su director apunta que "el Gobierno debía haber transmitido que ha entrado en una etapa difícil, que está condicionado por un presupuesto restrictivo, pero que a partir del Presupuesto que ha aprobado va a marcar sus prioridades y está buscando acuerdos para salir de la crisis", agrega.

Esta idea de trasladar el mensaje del Gobierno en clave de acción política también es reclamada desde el PSE-EE. Su grupo parlamentario es consciente de que no va a decrecer el hostigamiento desde la oposición, especialmente por parte del PNV. "En este país todo se entiende en clave de acción política, y así debemos responder", admite un parlamentario socialista. Como confirmación de esta necesidad, el Gobierno vasco valora celebrar a mediados de este mes un acto público, en un lugar aún por determinar, para dar un "impulso político" a su acción.

Sin embargo, desde el PNV no se espera "un giro de 180 grados" en la proyección del Ejecutivo de López, "porque sólo tienen para vender gestos y símbolos, como sale en todas las encuestas", apunta un dirigente. El partido nacionalista realiza un mapa de situación "muy crítico" sobre la gestión de la mayoría de los departamentos de la Administración de Lakua, que les aporta una radiografía bastante aproximada de las carencias de sus sucesores.

Los socialistas tratan de sacudirse esta sensación de vigilancia en la gestión diaria. Este agobio ha influido poderosamente en el estreno de su gestión. A juicio de un visitante asiduo desde hace años de varias consejerías, "la bisoñez y las ganas de cambiar todo lo anterior para que no huela a PNV" delimitan las líneas maestras de la actual administración socialista. "No se fían de lo que les han dejado los responsables anteriores y aunque algunas cosas estén bien, las revisan, las retocan y sólo consiguen retrasarlas", admite un publicista. El propio Llera reconoce "un poquillo de bisoñez" al gestionar la comunicación. "Llevan poco tiempo y esto sólo se aprende con la experiencia".

Precisamente, el contexto en el que se está desenvolviendo el mandato socialista sirve de eximente para varias de las fuentes consultadas por EL PAÍS. Por ejemplo, uno de los habituales portavoces socialistas. "No se puede olvidar que el PSE-EE lleva diez años sin estar en la gestión del Gobierno y que cuando vuelve le coincide una crisis económica horrible". En su opinión, "se están haciendo cosas, y son las que hay que recordar". El propio parlamentario las enumera: "Se ha dotado de estabilidad a un Gobierno al que muchos habían puesto fecha de caducidad inmediata; se ha logrado una Ley de Medidas Presupuestarias Urgentes porque no llegaba el dinero que habían dejado los anteriores, y ya se ha aprobado el primer Presupuesto de la actual legislatura".

Con todo, la tozudez de los datos del Euskobarómetro siguen preocupando al Gobierno, que no logra articular un discurso inequívoco cuando más lo necesita. Posiblemente, las amargas experiencias de la rectificación sobre el proyecto del nuevo campo de San Mamés y la polémica envolvente sobre la dualidad de museos en Urdaibai urgen en Lehendakaritza a agilizar el decreto con la nueva estructura del Comunicación. "Se va a notar, seguro", pronostica uno de sus impulsores.

El engranaje informativo para articular el argumentario dialéctico del Gobierno entre sus diferentes departamentos es, ahora mismo, una tarea ingente convertida en asignatura pendiente, que le aguarda a Emilio Alfaro. "La propia agenda del lehendakari desborda las previsiones informativas en el día a día y así es muy difícil establecer una acción concertada", admiten los principales implicados.

Esta descoordinación también provoca dualidades que dañan la credibilidad del propio Gobierno, "porque puedes encontrarte con respuestas distintas sobre un mismo tema en tres departamentos diferentes". Hay quien atribuye estas disfunciones a la nula eficacia de las reuniones de planificación, donde se registran demasiadas ausencias. Además, la ausencia de un liderazgo tampoco ayuda a fomentar la unidad de criterio.

En Ajuria Enea, mientras tanto, conscientes de este handicap, procuran que no se desvirtúe la filosofía de "perfil bajo" que se pretende para la acción de gobierno, como respuesta a "la convulsión identitaria" vivida con Ibarretxe, pero sin que tome cuerpo la fatídica sensación de que existe una "falta de acción y de reacción".

Finalmente, existe preocupación por la propia proyección social del lehendakari, ya que se han detectado "serias deficiencias" en su progresiva adaptación a un cargo "para el que, en principio, nadie está destinado".

Sin ahondar en la herida que supuso la discutida pose fotográfica en la revista Vanity Fair, se considera que "hay que huir del concepto tan próximo de Patxi, como ocurría hasta ahora, para que se vea al presidente de los vascos, que tiene un nuevo modelo de país e ideas para salir de la crisis". Sin embargo, un veterano técnico en marketing y publicidad se pregunta cómo conjugar el perfil institucional con el tirón electoral. "¿Cómo interpretamos el acercamiento del lehendakari a la calle, cuando sale por las mañanas a desayunar a varias zonas de Vitoria y obliga a un despliegue de seguridad que no pasa desapercibido?".

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