La lección aprendida de San Mamés
San Mamés es un dolor particular para los asesores del lehendakari Patxi López. No sólo por la magnitud del proyecto y la implicación del Gobierno vasco en su desarrollo, sino porque sirvió de "dura lección" sobre cómo encarar informativamente un tema de reconocida proyección social.
A fecha de hoy, nadie en Lehendakaritza evita referirse a San Mamés como "una mala experiencia" cuando se trata de evaluar el trabajo de comunicación desplegado. "No volverá a ocurrir algo semejante", se puede escuchar todavía a personas directamente relacionadas con esta peliaguada misión, que obligó al recién estrenado Gobierno López a medir sus fuerzas dialécticas con políticos tan bregados en el cuerpo a cuerpo como los jeltzales José Luis Bilbao e Iñaki Azkuna.
El manejo de las ases de la baraja siempre fue más rápido por parte de la Diputación de Vizcaya. En la sede del Gobierno vasco lo admiten, aunque pensaban que "este tipo de cuestiones tan importantes se llevaba de otra manera entre las instituciones". Además, por si fuera poco, el protagonismo de Antonio Basagoiti (PP) en este debate tan socializado acabó por desarmar la táctica gubernamental, ya que sumergió al propio lehendakari, al consejero de Economía y a la portavoz en un callejón sin salida del que pudieron salir en apenas 24 horas con una rectificación airosa de sus convicciones iniciales, que eran no entrar a financiar el proyecto.
Incluso con la lección aprendida, el Gobierno tuvo que soportar cómo en la última reunión del Patronato del Guggenheim, el posicionamiento realizado por Patxi López no fue incluido en la nota oficial facilitada por el museo al término del encuentro.
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