Obama intenta desconectar
El presidente de EE UU pasa unos días de descanso en su Hawai natal
Con la muerte de siete agentes de la CIA en Afganistán y un frustrado atentado terrorista contra un avión norteamericano con destino a Detroit, la primera Nochevieja de Barack Obama como presidente ha sido de todo menos pacífica. El comandante en jefe de Estados Unidos se ha retirado -hasta el lunes- a su Hawai natal con su mujer y sus dos hijas. En la paradisíaca isla de Oahu, donde jugó al golf y al baloncesto, se reunió con varios amigos de sus años en Chicago, que volaron hasta Honolulú para pasar las vacaciones con él. También vio la película Avatar, en tres dimensiones, con su familia.
Pero no logró desconectar. Como sus colaboradores han revelado, a punto ha estado, en varias ocasiones, de dejar su asueto y volar de regreso a Washington, a unas 13 horas de trayecto, para volver a trabajar de nuevo y poner orden en la crisis de seguridad aeroportuaria que vive el país. El jueves salió a jugar al golf, en el Mid Pacific Country Club. Temerosos del efecto que pudiera tener la imagen de un presidente en guerra con el palo de golf en la mano, su gabinete de comunicación difundió también una foto oficial en la que se veía a Obama hablando por teléfono, con cara de preocupación, mientras trataba asuntos de seguridad nacional.
Obama nació en Hawai en 1961, y excepto durante cuatro años, vivió en Honolulú hasta que cumplió los 18 años. Allí estudió secundaria y trabajó en una tienda de donuts. Desde que tomó posesión de su actual cargo no había regresado a su ciudad natal.
Ahora, como presidente, ha llevado un poco del caos de seguridad de Washington a la pequeña y tranquila metrópoli de 300.000 habitantes: cortes de calles, caravanas de coches oficiales, registros constantes y vigilancia extrema son las consecuencias de su presencia. Gajes de su oficio.
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