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Reportaje:

Los reyes ensayan bajo la lluvia

120 vecinos de Colmenar Viejo actúan en un auto sacramental del siglo XII

Los comercios empiezan a cerrar. A través de la ventana de la residencia Santa Teresa se puede ver a una veintena de ancianos siguiendo un programa de televisión en silencio. Llevan boinas, como para protegerse de la lluvia que moja insistentemente la plaza de la basílica de la Asunción. En la calle, las luces navideñas alimentan los charcos junto a los escaparates adornados para Nochevieja con saltos de cama en acrílico rojo.

Resguardado en el pórtico de la iglesia, un chico apura un cigarrillo. Dentro de unos minutos paseará por el templo con un traje medieval y rodeado de caballeros con cota de malla, negros con turbante y damiselas. La basílica de Colmenar se prepara para sus días grandes: el 2, 3 y 4 de enero, los de la representación del Auto de los Reyes Magos, una obra sacramental basada en los 147 versos que se conservan de la pieza dramática más antigua de la que se tiene constancia en España.

La plaza de toros la ocupa estos días una carpa con una discoteca móvil

Colmenar, uno de los corazones de la tauromaquia madrileña por el número de aficionados y de ganaderías, está al extremo norte de la línea de cercanías C-4, a 30 kilómetros de la capital. También se puede visitar utilizando diversas líneas de autobús con salida desde Madrid que recorren las carreteras ribeteadas de encinas hasta el municipio. Son navidades, una época peculiar, y el pueblo parece distinto bajo la lluvia. La plaza de toros la ocupa estos días una carpa con una discoteca móvil preparada para el Año Nuevo.

La gran atracción de las fiestas es el Auto que se cuece en la basílica. A pesar de su raíz medieval, se trata de una nueva tradición. La obra representa un texto del siglo XII sobre la llegada de los magos de Oriente, ampliamente arreglado por dos directores, Víctor Matellán, colmenareño, y el mito estadounidense del cine de terror Jack Taylor, afincado en Madrid.

Entre las asistentes que corren con candelabros y el zancudo que representa al Ángel de la Noche, Taylor se pasea dando las últimas órdenes. Por un momento se sienta y reflexiona sobre el inicio del proyecto: "Hace mucho, rodando en México, descubrí la pieza en la biblioteca de Julio Alejandro, el guionista que escribió para Buñuel Viridiana, Tristana y Simón del desierto. Siempre me habían fascinado los belenes, y esta obra me enamoró. La perdí de vista y, años después, la recuperé con una amiga y lancé el proyecto", explica Taylor, tocado con una perilla de septuagenario mefistofélico y vestido con cuello de cisne. Matellán se le unió hace 14 años después de conocerse en el rodaje de un corto de terror.

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Elena Pallero, de 10 años, puede dar testimonio de todo lo que ha ocurrido desde la primera representación, en 2001. Ha estado en todas. Primero como público, e indica con los dedos, casi sin hablar, que desde hace tres años con un pequeño papel de doncella que acompaña a la gran dama protagonista.

El elenco principal lo componen actores populares gracias al teatro y la televisión, como Toni Isbert. Los técnicos y la orquesta barroca también son profesionales, y participa una coral de la Universidad Autónoma. Pero el auténtico núcleo del espectáculo son los 120 secundarios y figurantes, vecinos de Colmenar, especialmente alumnos de instituto y animadores de Duende, una compañía aficionada del municipio.

"Eso hace que el ambiente sea muy familiar", explica Matellán. Lo confirma la llegada de la prima donna, Pilar Velázquez, a la sacristía que sirve de backstage. "Ay, Víctor. En realidad no llegamos tarde: llegamos temprano, pero nos hemos metido en un bar a tomarnos unos churritos, y...".

"Tu silencio ayuda a nuestra oración". Es un anuncio situado sobre una mesa con folletos del crucero. La recomendación queda en estos días en suspenso. Redobla un tambor y una tuba prueba su afinación. Luego llegan en tropel los chicos del instituto, mascando chicle y tronchándose con su vestuario de época. El párroco parece de todo menos molesto. Sonríe beatíficamente desde un reclinatorio. Impávido mientras figurantes, músicos y técnicos se mueven de un lado a otro siguiendo las órdenes de los directores. La basílica tiene espacio para 550 espectadores, y normalmente se llena los días de representación. Es una iglesia, y el ambiente es húmedo, pero mil veces más cálido que el de la lluviosa noche que espera en el exterior.

Quedan 15 minutos de paseo para llegar hasta el tren. "¿A la Renfe? Pues es un paseo, galán", exclama un colmenareño a la hora de dar indicaciones. La niebla no deja ver demasiado; ni siquiera el Pico de San Pedro, de 1.423 metros. En el camino, el único punto que no parece desierto es la plaza del Ayuntamiento, donde ocho plantas se exhiben con bombillas de colores, engalanadas como árboles de Navidad.

Ficha de viaje

- Colmenar tiene 44.155 habitantes.

- Se llega en tren, línea C4. Desde la estación, el autobús L5 lleva al centro. Otras opciones son los autobuses 721, 722, 724, 725, 726 y el nocturno N 702.

- Su gran atractivo es la basílica de la Asunción, estilo gótico isabelino. Cuenta con dos capillas, tres ermitas, una bodega y prensa de uvas, y un pósito de grano.

- La dehesa de Navalvillar es de uso ganadero, pero está abierta al público.

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