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Armadores y técnicos buscan sistemas que atajen las causas de los últimos naufragios

El sector pesquero se queja de que la tecnología es costosa y no hay ayudas

Con el naufragio del Hermanos Landrove sobre la mesa, la conselleira do Mar, Rosa Quintana, acudió a la World Fishing Exhibition'09 con un oportuno anuncio bajo el brazo: la convocatoria de la Mesa pola Seguridade Marítima. Recibida con optimismo por todo el sector, Quintana avanzó que entre octubre y noviembre se celebraría el encuentro. Una cita que traería consecuencias, como el mayor control de la actividad en los astilleros que, en ocasiones, se prestan a modificar el interior de los cascos a fin de ganar espacio para las capturas, con el consiguiente riesgo para la tripulación. Cuando el año está a punto de acabar nada se sabe de esas medidas.

Y mientras el goteo de naufragios no cesa (el último, una embarcación que zozobró en Noia y se saldó con una víctima) la flota se arma, como puede, por su cuenta. No faltan proyectos e investigaciones que intentan poner coto a la temida inestabilidad de los buques que, como en el caso del Hermanos Landrove, y ya antes en el Siempre Casina y el O Bahía, acaba por voltear la nave y dejar la quilla al sol.

Y mientras unos centran el debate en el diseño de los buques y otros en la distribución irregular de capturas y aparejos, hay quien pone sobre la mesa medidas paliativas. Es el caso de Imix Ingeniería, SL, una firma con base en Madrid pero en estrecha colaboración con astilleros (Freire e Hijos de J. Barreras) y puertos gallegos, que ha ideado un sistema para analizar los movimientos de cabeceo y balance del barco y obtener parámetros de estabilidad. Es un "auxiliar a la navegación", explica la gerente Rosario Bravo, que "informa al patrón y almacena" los datos en el ordenador.

Desde el Puerto de Celeiro, convienen en que "cuantas más medidas se pongan, mejor". Manuel Bermúdez es el responsable del área de energía y alude también a otro sistema "por el que estamos peleando, el K-float". Se trata, explica, de una serie de "flotadores que saltan e impiden que el barco se vaya a pique" y que el bipartito planteó aplicar en los buques de entre 20 y 24 metros de eslora. El problema de este dispositivo es el precio y "no acabamos de encontrar ayudas".

También la Cooperativa de Armadores de Vigo tiene entre manos un proyecto que facilitará el rescate de los náufragos a través del seguimiento de las corrientes y otros parámetros oceanográficos.

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