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La imagen del Gobierno no remonta

El 71% de los vascos mantiene su desconfianza en Ejecutivo de López - La sociedad suspende a todos los líderes e instituciones, según el Euskobarómetro

El Gobierno de Patxi López no ha sabido trasladar su gestión a la sociedad. Siete meses después de su llegada al poder, el 71% de los ciudadanos asegura tener "poca o ninguna confianza" en su labor. Es el contundente dato que se desprende del último Euskobarómetro de la UPV. La percepción del Ejecutivo socialista incluso ha empeorado seis puntos con respecto a la anterior oleada, realizada entre mayo y junio. Apenas uno de cada cuatro vascos valora el relevo en la Lehendakaritza, aunque la mayoría lo ha asumido con normalidad.

El escepticismo no es menor en cuanto a las expectativas sobre su gestión en los próximos años. Sólo una quinta parte de la sociedad considera que el Gabinete de López mejorará la labor del equipo del anterior lehendakari, Juan José Ibarretxe. Además, el 65% de los ciudadanos mantiene su desacuerdo con el pacto de estabilidad entre socialistas y populares, lo que supone cuatro puntos más que hace medio año.

Dos de cada tres ciudadanos está en desacuerdo con el pacto entre PSE y PP
Los socialistas aseguran que los datos negativos "se irán modificando"
Apenas una cuarta parte de la población considera buena la oposición del PNV
Se acentúa la crispación entre autonomistas y nacionalistas
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Los datos suponen un importante revés para el Gobierno, al que se le ha complicado la búsqueda de excusas. La argumentación parecía clara hace seis meses, cuando atribuyó sus malos resultados a la reciente llegada al poder, a la inexistencia de tiempo material para cambiar las cosas y "darse a conocer". Su portavoz, Idoia Mendia, incluso se mostró convencida de que la valoración negativa cambiaría con el paso del tiempo, un vaticinio que no ha confirmado la nueva oleada del Euskobarómetro, realizado sobre 1.200 entrevistas entre el 29 octubre y el 25 de noviembre pasados.

El propio equipo de la UPV encargado de realizar el estudio se confesó ayer "sorprendido" porque el nivel de desconfianza hacia el Gobierno sea similar al reflejado tras las elecciones. "Lo normal hubiera sido un cambio de percepción por parte de los ciudadanos", explicó el director de la encuesta, Francisco José Llera, quien atribuyó el dato a que la gestión socialista "no ha terminado", se enmarca en un contexto de crisis y ha funcionado hasta ahora con un presupuesto heredado.

El PSE, por su parte, echó ayer en falta una mayor concreción en las preguntas del balance semestral. Su portavoz parlamentario, José Antonio Pastor, lamentó que la encuesta no haya sometido a consideración las iniciativas de choque contra la crisis ni los acuerdos a distintas bandas para garantizar la estabilidad presupuestaria. "Llama la atención que la única actuación concreta sobre la que se ha pedido opinión, como es la retirada de carteles de apoyo al terrorismo, haya obtenido un respaldo mayoritario de los ciudadanos", apuntó, antes de asegurar que los datos negativos "se irán modificando".

Lo cierto es que el trabajo no deja en mejor situación al socio preferente del PSE. Dos de cada tres ciudadanos considera "mala" su labor de oposición, una opinión que es mayoritaria entre los votantes de perfil nacionalista. Pero tampoco el PNV sale bien parado. Apenas una cuarta parte de la sociedad considera que su actuación opositora está siendo buena (ver cuadros).

La principal conclusión del Euskobarómetro, sin embargo, no entiende de siglas y amenaza con jaque a la política en general. El "hartazgo" es patente entre los vascos, que por primera vez suspenden a todos los políticos. Los líderes de las formaciones modestas son los menos castigados. Aintzane Ezenarro, de Aralar, es la mejor valorada, con una nota de 4,6 sobre 10. Lejos quedan el presidente del PNV, Iñigo Urkullu (4), Patxi López (3,7), pese a ser junto a Rodríguez Zapatero los dirigentes con mayor conocimiento público en la comunidad autónoma, y el popular Antonio Basagoiti (2,4). La desafección de los ciudadanos alcanza también a las distintas instituciones, que tampoco llegan al aprobado. La Unión Europea logra un 4,6, tan sólo una décima más que el Parlamento autonómico.

El desencanto con la política no ha evitado el creciente sentimiento de crispación social debido, fundamentalmente, al desencuentro entre nacionalistas y no nacionalistas. Según el sondeo, éstos superan en seis puntos a aquéllos, al igual que sigue siendo mayoritaria la satisfacción de la ciudadanía vasca con la Constitución y al Estatuto de Gernika. Por el contrario, disminuye en tres puntos el número de personas dispuestas a emigrar. Lo haría el 8%, la mayoría por cuestión de estudios o afinidad política.

El contexto pesimista refleja también un aumento del malestar con el funcionamiento de la democracia, que no satisface al 62% de los vascos. La opinión pública, de hecho, rechaza mayoritariamente las últimas actuaciones judiciales contra dirigentes de la izquierda abertzale ilegalizada. Asimismo, empeora el sentimiento de libertad para hablar de política y se mantiene el clima de miedo, sobre todo entre los sectores no nacionalistas.

Coyuntura política al margen, el desempleo se mantiene como la principal preocupación, seguido de lejos por la crisis económica y el terrorismo. Como consecuencia de la recesión, la situación financiera que atraviesan la mayoría de los hogares vascos es "mala o regular", aunque la sensación optimista comienza a emerger ante las previsiones de futuro. La mejor conclusión apunta a 2009 como "un buen año en lo personal".

Rechazo firme a ETA

La segunda entrega anual del Euskobarómetro confirma que el rechazo de la sociedad vasca a ETA no deja de crecer. Sólo uno de cada cien vascos apoya sin matices a la organización terrorista. Su continuidad, de hecho, divide cada vez más a una izquierda abertzale "desconcertada", según los responsables del estudio. No obstante, tres cuartas partes de la ciudadanía considera que la banda y su entorno tienen "poca o ninguna voluntad" de poner fin a los actos violentos.

Casi la mitad de la sociedad, sin embargo, opina que el problema del terrorismo ha mejorado en el último año, debido sobre todo a lo que consideran una creciente debilidad de ETA, si bien el pesimismo es mayoritario con respecto a un posible final de su actividad a corto o medio plazo. En esta percepción apenas hay diferencias entre los sectores autonomista y nacionalista.

El espectro se divide a la hora de evaluar la actuación de la Ertzaintza ante la violencia callejera. La mayoría de los encuestados la consideran correcta, aunque se incrementa el porcentaje que la tacha de desproporcionada. Un dato que contrasta con la ineficacia que se le achacaba a la Policía autonómica años atrás.

El 83% de los encuestados ve necesario un acuerdo entre los partidos democráticos para luchar contra el terrorismo, aunque la idea de una eventual negociación con ETA divide a la población sobre si debe darse sólo en un contexto no violento o en cualquier circunstancia. La sociedad vasca es "poco proclive", además, a la reinserción de presos etarras.

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