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Entrevista:SENÉN BARRO | Rector de la Universidad de Santiago de Compostela

"De Bolonia nos hemos olvidado. Nuestro discurso es el de la supervivencia"

Pablo Linde

Se le nota orgulloso de cerrar sus ocho años al frente de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) con la denominación de campus de excelencia internacional. El rector Senén Barro (As Pontes, 1962) lo menciona cada vez que tiene ocasión. Pero a seis meses de las elecciones para sucederle y a uno de que termine el año, todavía no hay un presupuesto cerrado para 2010. Las cuentas no le cuadran y no se cansa de reivindicar a la Xunta que financie a la USC al menos con el mismo dinero que el año pasado.

Pregunta. ¿Llegarán a final de mes?

Respuesta. A final de mes sí, a final del año que viene no lo sé.

P. ¿Cómo lo van a solucionar?

R. No sé, la verdad. La universidad en este momento no tiene recursos garantizados para hacer un presupuesto. Estamos dispuestos a recortar gastos. Llevamos siete años haciéndolo. Se puede recortar en libros, en los centros o los departamentos, con un precio a pagar, pero materialmente es posible. Pero una vez que todo eso se recorta, aún así, los ingresos no son suficientes para atender lo que es imposible de recortar. Salvo que cerráramos la universidad; o, dicho de otro modo, que nos limitáramos a pagar el sueldo de los funcionarios, los contratos de suministros, de limpieza y punto. No se puede comprar libros, revistas, no puede hacer prácticas, adquirir materiales. Eso es impensable.

"Los ingresos no son suficientes. Salvo que cerremos la universidad"
"Coexisten centros modernos con otros con niveles del tercer mundo"

P. Y Bolonia no sale gratis.

R. Claro, pero es que ya nos hemos olvidado de eso. Algunos países como Reino Unido apenas han tenido que hacer esfuerzos de adaptación porque tenían un gran nivel. España es uno de los más alejados. Aún así, las universidades no estamos en el discurso de que necesitamos más dinero porque si no el espacio europeo de educación superior no será todo lo positivo que podría. Esta universidad hace tiempo que ha dejado eso; estamos en el discurso de la supervivencia. Estamos en que queremos al menos poder funcionar como en 2009. Estamos dispuestos a seguir haciendo un sobreesfuerzo. Ya lo hemos hecho y a pesar de eso hemos conseguido ser campus de excelencia internacional. Deberíamos haberle llamado campus milagro en vez de Campus Vida. Pero con 21 millones de euros menos, no es que no podamos dar más, es que no podemos dar.

P. Supongo que seguirán peleando con la Xunta por esos 21 millones. ¿Cree que terminará cediendo o hay otra alternativa?

R. Espero que la Xunta acabe atendiendo nuestras reclamaciones, pero no porque ceda a una presión. Aunque yo empleo un discurso claro, no busco incentivar medidas de presión: salir a la calle o cerrar la universidad. Mi postura siempre ha sido constructiva, lo que no significa que me calle la boca. No lo he hecho con ninguno de los tres gobiernos. No me callo jamás cuando creo que las reclamaciones son legítimas en defensa de la sociedad, que es nuestra propietaria. Espero que al final acaben siendo suficientemente responsables como para ver que no es una concesión al rector o a la comunidad universitaria, sino que es la apuesta necesaria para que la USC rentabilice la inversión pública en beneficio de la sociedad. Es decir, aunque fuéramos tan inconscientes de elaborar un presupuesto que se limitase a pagar nóminas y a encender la luz, ¿qué retorno va a tener esa universidad?

P. Pero la conselleira de Facenda ya ha dicho que ese es el dinero que hay y que tienen que acostumbrarse a que sea así.

R. Eso es una forma irreflexiva de transmitir las cosas. Entre otras cosas porque ella es profesora de la universidad y debe saber en qué condiciones se trabaja. Somos una de las comunidades con un sistema universitario público peor financiado. En la última década hemos perdido posiciones dentro del estado español hasta situarnos en el penúltimo lugar. Sería como tener un coche de carreras y usarlo para andar por ciudad porque no queremos pagarle la gasolina y el seguro.

P. Entonces, ¿existe alguna alternativa al dinero de la Xunta?

R. Es que no hay alternativa para eso, la USC es una de las que más recursos capta externos para infraestructuras, actividades para I+D, contratos, convenios para edificios a través de fondos estructurales o créditos reembolsables, hemos desarrollado el Campus Vida. ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Cuál es nuestro pecado?

P. ¿Puede que el pecado fuera aparecer en un acto electoral con Touriño durante la campaña de las pasadas autonómicas?

R. [Risas] No creo, en absoluto. Se me podría criticar lo contrario. Mi discurso de inauguración del curso académico pasado fue el más duro que he hecho contra la actitud de un gobierno. No me cabe duda de que tenía la intención clara de ser electoral, pero fue un acto al que se invitó al personal docente investigador de las universidades gallegas, que se hizo en esta universidad y estaba sobre todo dirigido al personal de esta casa. Pues, obviamente, tengo que estar presente en ese acto.

P. ¿Es buena su relación con el presidente Feijóo?

R. Sí, es cordial. Lo ha sido con los tres presidentes. Por mi parte lo entiendo como una obligación. Tengo que tener relaciones fluidas y de máximo respeto. Hay discrepancia. En la financiación discrepo absolutamente y lo digo con todas las de la ley.

P. Andan las tres universidades con necesidades económicas pero parece que a veces gastan más energías en otros asuntos, como el nombramiento de médicos o las facultades de medicina.

R. Coincido. En el tema de la financiación, no sólo de la USC, que quizás chilla más porque nos va más en ello. Las otras universidades van a poder elaborar un presupuesto en las condiciones actuales para 2010, austero y difícil, pero van a poder. Nosotros es que no podemos. Las universidades tendríamos que empeñarnos más en unirnos en lo que tiene beneficio colectivo. Que discrepemos en temas de titulaciones, en defender nuestros intereses particulares, pues es legítimo, pero no deberíamos gastar demasiadas fuerzas ahí y sobre todo no deberíamos hacerlo si eso supone distraer la atención de lo realmente importante. Distraerla nosotros, pero además que la distraigan quienes tienen que dar soluciones. Si nos ponemos a pelear por titulaciones el gobierno enfocará su atención a esa pelea y se olvidará de atender un nuevo plan de financiación, que es indispensable.

P. ¿Sigue la carrera por sucederle en el Rectorado?

R. Las carreras. Estoy sorprendido. En parte gratamente, porque si hay tantísima gente que quiere ser rector quiere decir que están viendo una universidad bastante más poderosa que la que había en 2002, cuando concurrimos dos.

P. ¿Se le va a quedar alguna espina clavada?

R. Espinas no. Muchas cosas que me hubiese gustado hacer sí. Si hubiésemos tenido otro escenario económico creo que le hubiésemos dado una vuelta entera a la Universidad.

P. Dijo un vicerrector que en algunos sitios se trabaja en condiciones infrahumanas.

R. Es un poco exagerado, pero en algunos sitios sí que se trabaja en condiciones que no son dignas para una universidad en un país como el nuestro. Los centros modernos pueden estar al nivel del resto de España, pero coexistimos con otros que están a niveles de universidades del tercer mundo.

Senén Barro, en el patio interior del rectorado.
Senén Barro, en el patio interior del rectorado.ANDRÉS FRAGA

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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