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VIVENDI | Laboratorio de ideas

¡Que empiece el espectáculo!

Vivendi tiene nueve meses para demostrar a los inversores lo que vale. Es posible que el conglomerado francés no vea uno sólo de los 3.900 millones de euros que va a ganar con la venta de su 20% en NBC Universal hasta septiembre del año que viene. Visto su pobre historial de creación de valor para sus accionistas, Vivendi debería usar ese tiempo para convencer a los inversores de que merece quedarse con el dinero.

Los inversores tienen razones para dudar de la capacidad de Vivendi para generar rendimientos superiores. Desde que el consejero delegado, Jean-Bernard Levy, tomó las riendas en 2005, el grupo francés ha logrado una rentabilidad de sólo un 1% en una cartera que incluye el grupo discográfico más grande del mundo, una plataforma de televisión de pago en Francia, intereses mayoritarios en dos operadores de telefonía móvil y una empresa de videojuegos. A lo largo del mismo periodo, los índices Dow Jones European Telecoms y Media han generado retornos del 3% y del 29%, respectivamente.

La nueva estrategia de crecimiento de Levy tampoco resulta convincente. En un esfuerzo por compensar el debilitamiento del crecimiento en Europa, Vivendi ha ofrecido 2.700 millones de euros en metálico por GVT, el operador de telefonía fija brasileño. Pero el precio por entrar en el caliente mercado brasileño equivale nada menos que a 12 veces el Ebitda consensuado de GVT para 2009. Vivendi no necesita los ingresos procedentes de la venta de NBC para financiar la operación brasileña, pero la preocupación es que usará ese dinero para financiar adquisiciones aún más caras.

Una opción razonable sería que Vivendi comprase la participación de los inversores minoritarios en sus filiales. Recientemente compró un 10% más de su cadena de pago Canal Plus France por 750 millones de euros. Comprar el 44% de la participación de Vodafone en SFR y el 43% que no posee de Activision, la empresa de videojuegos, costaría a Vivendi más de 8.000 millones de euros. Pero sus socios no parecen tener prisa alguna por vender.

La expansión hacia mercados de gran crecimiento puede sonar apetecible. Pero a menos que Vivendi demuestre de qué manera mejoraría eso su rentabilidad, sus inversores deberían presionar para que devuelva el dinero de la NBC en cuanto lo reciba.

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