Democracia y urbanismo
El gran problema pendiente de nuestra democracia es el urbanismo, como lo demuestran los casos de corrupción urbanística que periódicamente sacuden este país y los problemas medioambientales derivados de la oleada de especulación urbanística sufrida estos últimos años, fruto de la dependencia anormal de un modelo económico fracasado basado en el ladrillo y que parece que ya no dará más de sí.
Los que creíamos que con la llegada de la democracia se resolvería el problema de la especulación no podemos más que expresar nuestra gran decepción a la vista de lo ocurrido. La alianza entre constructores y unos ayuntamientos que en materia de urbanismo gozan de plenas competencias y hacen lo que quieren, ha demostrado ser nefasta para la preservación de nuestro territorio y la salud de nuestra democracia.
Mientras este grave problema de la especulación continúe sin resolverse, la credibilidad de nuestra democracia quedará tocada y la desafección de los ciudadanos hacia la política crecerá.
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