_
_
_
_

Interior investiga si un guardia civil simuló un atentado en Leitza

Jorge A. Rodríguez

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Un guardia civil de 34 años resultó herido de bala en la madrugada de ayer en un extraño suceso junto al cuartel del instituto armado en Leitza (Navarra). Lo que a primeras horas tenía todas las trazas de un atentado frustrado de ETA gracias al valor de un agente se ha transformado en una investigación para saber si el guardia simuló un ataque.

A las 3.30, un agente alertó de que había recibido varios disparos de unos desconocidos a los que supuestamente descubrió cuando iban a colocar un artefacto contra el cuartel. Salvador M., malagueño de 34 años, tenía un disparo en el brazo izquierdo mientras su chaleco antibalas presentaba tres impactos. Sus compañeros rastrearon la zona y localizaron un tubo de PVC, de los que habitualmente utiliza ETA para lanzar granadas, pero sin iniciador.

Más información
Vitoria celebra el homenaje más unitario a las víctimas del terrorismo
El juez imputa al guardia civil de Leitza por simulación de delito

La búsqueda permitió hallar vainas percutidas, y entonces empezaron las sospechas. Sólo había cuatro casquillos de la marca Santa Bárbara, habitual de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (ETA suele utilizar Geko o FN). Además, tras la primera exploración del agente herido, éste no presentaba en el pecho los hematomas habituales tras recibir en el chaleco antibalas impactos de disparos a corta distancia. Estos datos, unidos a lo rudimentario del lanzacohetes incluso para ser de ETA, hicieron que la hipótesis principal, la del atentado, comenzara a perder peso a toda velocidad.

El herido, al que anoche no se le había tomado testimonio por estar hospitalizado, llevaba poco tiempo en Leitza, adonde llegó procedente de Galicia, aunque ya había estado destinado con anterioridad en esa misma casa cuartel. Las fuentes del instituto armado consultadas, aunque muy escépticas sobre la posibilidad del atentado, no quisieron aventurar ayer ninguna conclusión sobre los hechos. Un agente del cuartel de Leitza, Juan Carlos Beiro, fue asesinado por ETA en septiembre de 2002.

Agentes de la Guardia Civil, junto a la casa cuartel de Leitza.
Agentes de la Guardia Civil, junto a la casa cuartel de Leitza.L. AZANZA
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_