Cabezas transgresoras

El trabajo de Ana Laura Aláez (Bilbao, 1964) ha estado siempre vinculado al mundo de las emociones más personales. Toda su vida, incluidos los gestos más cotidianos, han sido utilizados en sus vídeos, fotografías o instalaciones. La galería Soledad Lorenzo (Orfila, 5) expone hasta el 5 de enero la instalación titulada Cabeza-espiral-cabeza-puño-esperma-nudo. Son seis piezas de formas abstractas que recuerdan las crucifixiones.

Cada una de las piezas integrantes de la instalación está colgada sobre chaquetas usadas que evocan la piel de un animal. La oscura atmósfera del taxidermismo envuelve toda la obra. La presencia de vida diaria está también en esas chaquetas que podrían haber sido utilizadas por la propia artista antes de ser utilizadas como soporte.

Aláez ha querido que cada una de las partes de la composición final se observe como si fuera un grupo de seis personas con sus órganos internos al aire. "Las seis formas podrían ser también cabezas", dice la artista. "La cabeza es uno de los temas de representación más recurrentes en mi trayectoria". En la visión global de la pieza se sugiere un latente mensaje de género, o más bien, de inversión del mismo. "Una transgresión de la definición masculino-femenino desde la perspectiva de lo autobiográfico, de lo vivido".