Sacyr acepta el dividendo de Brufau en Repsol pero mantiene las críticas
Del Rivero defiende cambios en la estrategia de inversión y ventas - La petrolera esperará al cierre anual para fijar la retribución total al accionista
Si el resultado de la batalla soterrada que se libra en Repsol YPF entre el primer accionista (Sacyr Vallehermoso, 20%) y el equipo gestor que dirige Antonio Brufau dependiera únicamente de la aprobación o no del dividendo a cuenta propuesto por la dirección, todo habría acabado ayer. Los 15 consejeros de la petrolera reunidos cinco horas en sesión ordinaria -faltó Isidro Fainé, presidente de La Caixa (14%), de viaje en China- aprobaron por unanimidad el dividendo a cuenta de los resultados de 2009 propuesto por Brufau: 0,425 céntimos brutos por título, un 19% menos que el pagado en 2008. Los accionistas cobrarán los 519 millones el 22 de diciembre. Así evitarán la subida de impuestos de 2010.
Brufau quiere conservar las inversiones en grandes proyectos
El dividendo fue el único punto del orden del día que se llevó a votación. En el punto más polémico, la evolución del Plan Estratégico, hubo debate. Y Sacyr (con tres consejeros) manifestó sus críticas, por boca de su presidente Luis del Rivero, que fue quien más intervino. Las espadas, por lo tanto, siguen en alto. Por dos razones. Porque Del Rivero mantiene su análisis crítico hacia la estrategia de inversiones y desinversiones que sigue Brufau en Repsol YPF. Y porque ni siquiera está todo dicho sobre lo que finalmente cobrará como dividendo por su 20% en la petrolera.
Fuentes al tanto de las deliberaciones del consejo creen que el dividendo final dependerá de cómo se cierre finalmente el ejercicio. Es decir, que si se mantuviera la mala tendencia de los nueve primeros meses (1.257 millones de beneficio, un 55% menos) el dividendo final podría ser de 0,85 céntimos por acción, el doble del aprobado ayer. Pero si los resultados mejoran, Sacyr podría reivindicar mantener el dividendo que cobró de 2008: 1,05 euros por acción, 256 millones brutos.
Con todo abierto, Del Rivero, ha decidido hacer valer su condición de primer accionista frente a Brufau, el gestor que llegó a la cúpula de la compañía en 2004 apoyado por La Caixa, que entonces tenía el mayor porcentaje de acciones.Las cosas han cambiado desde entonces. Se enfrentan dos ideas de empresa en un momento de crisis. Sacyr Vallehermoso, con una deuda elevada, de en torno a 12.000 millones, es partidaria del pájaro en mano. Es decir, de no morder más de lo que se puede tragar. Por ello, el grupo quiere que Repsol YPF se deshaga de participaciones que no afecten al núcleo del negocio y que modere las inversiones previstas.
Frente a esa idea, Brufau defiende la aplicación del Plan Estratégico 2008-2012 que el consejo -también Sacyr- aprobó en febrero de 2008. Dicho plan prevé inversiones de 32.800 millones en el periodo, con una apuesta fundamental por la exploración y extracción de petróleo (inversión de 12.300 millones en los cuatro años). Todo para dejar de ser una compañía petrolera sin petróleo.
Para Brufau, y así lo dijo recientemente en el transcurso de un viaje a Brasil -país en el que se suceden los hallazgos de la compañía en alianza con Petrobras-, el Plan Estratégico es "la Biblia". Se pueden modificar algunos de sus aspectos -como la inversión en la refinería de Sines (Portugal) de 850 millones-, pero no la inversión en proyectos como los pozos brasileños.
Con el Plan estratégico como bandera, Brufau se resiste también a vender activos de forma apresurada. "No malvenderé" "por razones externas" a la compañía dijo Brufau en la gira brasileña. En su pensamiento, la filial argentina YPF. Brufau quiere sacar un 24% de las acciones de la filial a Bolsa en Argentina, Brasil y EE UU, pero el momento no acaba de llegar. Descarta, además, la opción de vender una participación mayoritaria de la argentina. ¿Y La Caixa? Brufau puede contar con su apoyo siempre que haga lo mejor para todos los accionistas. Así lo expresan fuentes de la entidad, conscientes de que la frase no tiene una sola lectura. Como siempre que se habla sobre miles de millones.
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