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Reportaje:

'Miguelín', enganchado al volante ajeno

Sale de la cárcel un ladrón "adicto" a los coches - Ha asaltado un concesionario tres veces en 15 días - El primer vehículo se lo robó a su padre a los nueve años

Rebeca Carranco

La primera obsesión de Miguel Rodríguez Nogales fue tener una bicicleta. Los de octavo curso le dijeron que se la regalarían. El trato consistía en que Miguel sacara buenas notas y sus compañeros se la compraban con el dinero que sobrase del bar del colegio, en el que vendían refrescos y bocadillos para costearse el viaje de fin de curso. A los cuatro días, Miguel reventó la puerta y les robó la recaudación. El crío tenía 11 años. Pocos después, se entronaba en la prensa local como Miguelín, el ladrón de coches más famoso de la provincia de Girona.

Miguel nació en noviembre de 1969. En 1980 ya consta en las bases de datos policiales. Acumulaba estancias en correccionales por robar coches y hurtos en domicilios. Cuando cumplió los 16, ingresó en prisión y empezó una vida de entradas y salidas de la cárcel. En cuanto estaba libre, volvía a delinquir. A sus 40 años, carga con más de 80 delitos y 33 detenciones. En los 15 días que lleva en Girona, ha robado tres coches, ha protagonizado una fuga en contra dirección por el paseo marítimo de Palamós y ha entrado al menos tres veces en el mismo concesionario Ford. Los Mossos d'Esquadra le han detenido en dos ocasiones, pero el juez le ha dejado en libertad tras una semana entre rejas. El hombre parece empeñado en pasarse la vida en prisión a base de acumular delitos menores, como en su día hizo el mítico delincuente El Vaquilla, que descansa en el cementerio de Girona, donde vive parte de su familia. Los psicólogos le han diagnosticado una manía compulsiva por los vehículos a motor.

"¿En serio está por aquí?", dice un hombre que vive a dos calles del que fue domicilio de Miguelín, una zona conocida como Las Casas Nuevas, en Sant Antoni de Calonge.Los parroquianos recuerdan las tropelías de Miguel. El episodio de la Sarfa es uno de los más conocidos. El chaval robó uno de los autobuses públicos de la compañía. "También se atrevió con el coche del notario", dice el dueño de una ferretería. El mismo hombre se lo encontró una vez en su casa. "¿Qué haces aquí?", le preguntó. Le había robado la caja del día de la ferretería y escondía el dinero en el calcetín.

Las fechorías del joven ladrón se acumulan. "Como cuando le robó la furgoneta al alcalde de Platja d'Aro", "cuando le quitó la Mobilette al cartero" o "cuando la tomó con un concesionario de Sarriá de Ter", al que acudía día sí, día también. La prensa local sitúa sus primeros golpes a los nueve años, cuando se estrenó con el coche de su padre. Incluso se dice que trató de hacerse con el vehículo de carreras que Carlos Sainz debía usar en el rally Costa Brava.

"En cuanto robaba una furgoneta se paseaba por delante del colegio. Se quería hacer el grande, llamar la atención", relata su profesor Francesc Fàbrega. Miguel era un niño delgadísimo y mocoso cuando le pasaron a octavo en la escuela Mare de Déu de la Mercè. "Era muy introvertido. No verbalizaba sus sentimientos de miedo o de soledad". Su antiguo maestro cree que tenía dos objetivos: robar coches porque era una pasión "que le tenía cegado" y "robar cosas materiales para comprar amigos". "Con el botín invitaba a dulces, refrescos, tabaco... Nadie le había explicado que los amigos no se compran".

Fàbrega es de la opinión de que sus padres no pudieron con él. "Les desbordó, no se vieron capaces de custodiarlo", dice. La familia Rodríguez Nogales llegó de Granada a Cataluña como muchos inmigrantes de la época. Aurelia Nogales y Tomás Rodríguez se divorciaron y el chaval se quedó con su madre. "Una vez le llevó a un correccional a Zaragoza y ella no había regresado aún que él ya estaba en la puerta del colegio con un coche robado", recuerda Dolors Gardella, que entonces dirigía el centro. Incluso se plantearon la posibilidad de quitarle la tutela.

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La madre de Miguel vive en Granada. En Cataluña, Miguel reside en Palamós, con su padre, Tomás Rodríguez. "Bueno, sí, se puede decir así", explica Rodríguez por teléfono. Pero no quiere seguir hablando. Su mujer, que no es la madre de Miguel, pide "algo" a cambio de la información o para hablar con él. La negativa pone fin a la llamada.

Miguelín no duró ni un año más en el colegio. Luego anduvo de correccional en correccional hasta que a los 16 entró en la cárcel, donde fue un preso más. En esa época, le asistió Carles Monguilod, abogado gerundense. "Me acuerdo de él porque me hizo la broma de 'vaya coche tienes". Para Monguilod era un tipo "simpático y espabilado" que podría haber estudiado algo si hubiera querido. Aunque ni los profesores, que aseguran que le costó aprender a leer, ni la psicóloga que le atendió en la cárcel de Girona en 1989, Leli Doménech, le definen como una persona aventajada.

"Es un inadaptado. Le faltan bases de socialización. Lo adecuado sería buscarle un trabajo y una vivienda", argumenta Doménech, que defendió en una vista en 1989 que la prisión no iba a poner fin a su actividad delictiva. A Miguel le cayeron 10 años por el robo de cuatro coches y el atraco a dos gasolineras armado con tijeras. Sólo le valió como atenuante el diagnóstico de unos peritos que compararon su "adicción" por robar coches con la del juego.

Miguelín ha asaltado gasolineras y farmacias. Una vez entró en un restaurante a punta de escopeta, disparó al aire e hirió levemente a seis personas. Tenía 15 años. En su vuelta al mundo fuera de las rejas, ha atropellado a un conductor con el que chocó cuando se fugaba en contra dirección de la Policía Local de Palamós. El hombre resultó herido leve.

"Estamos toda la familia en vilo. ¿Cómo a una persona así no la meten en un centro psiquiátrico?", se queja una tía de Miguel. "El otro día fue a casa de una sobrina con su padre y les dijo: 'Qué buenos coches y qué buenas motos tenéis'. Claro, se murieron de miedo", lamenta la mujer. Para poner fin a la cadena de robos y las páginas en los periódicos locales que vuelven a hablar de Miguelín, el padre ha decidido llevarle de vuelta a Granada. Mientras, los Mossos d'Esquadra investigan otro robo el sábado pasado con la marca de la casa: un concesionario de Palamós, de madrugada, la caja destrozada y un coche que apareció abandonado en Calonge.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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