Enfrentamiento en la cúpula de la Consellería de Traballo
Malestar de Feijóo por la lucha entre la responsable de Traballo y su 'número dos'
La conselleira de Traballo y su número dos no terminan de casar. La guerra abierta que mantienen Beatriz Mato y su secretaria general de Igualdade, Susana López Abella, ha traspasado las paredes de su departamento y llegado a oídos de Feijóo, quien ya no esconde su malestar por el enfrentamiento. Pero la disputa viene de atrás: ambas querían la titularidad de la consellería.
Susana López Abella esperaba la silla en la que se sienta Mato. Su labor de oposición al bipartito y látigo de la Vicepresidencia de Anxo Quintana le pobló la pechera de galones en el PP. El propio presidente Feijóo la tanteó telefónicamente días antes de anunciar su Ejecutivo en público. Sin embargo, Beatriz Mato contaba con otras credenciales. Además de batirse contra el departamento de Traballo del socialista Ricardo Varela durante la pasada legislatura, el entorno del ex ministro José Manuel Romay Beccaría presionó a Feijóo para que la colocase en la cartera de San Caetano. Finalmente, la ascendencia que todavía ejerce Romay sobre el presidente de la Xunta, a quien acompañó en su estreno político en los años 80, se impuso. Susana López Abella se contentó con la segunda posición en el departamento.
La gestión de los 200 euros y la condena a la directora molestan al presidente
Feijóo tanteó a Abella pero acabó eligiendo a Mato por consejo de Romay
La conselleira Beatriz Mato, a pesar de todo, no inició su mandato con buen pie. Su gestión política de la condena a la directora general de Formación e Colocación, Ana María Díaz López, por despido improcedente disgustó en Monte Pío. Y el anuncio de que los mayores no cobrarían más un complemento de 200 euros anuales en las pensiones instaurado por el bipartito, a medio camino entre la improvisación y el exceso de celo en materia de "austeridad", no contribuyó a mejorar su imagen ante Feijóo. El propio presidente escenificó, hace tres semanas, una marcha atrás de la medida en el Parlamento.
Como el agua y el aceite, no mezclan. El enfrentamiento abierto entre la conselleira de Traballo, Beatriz Mato, y su secretaria general, Susana López Abella -a la que ella no hubiera elegido-, es cada día más evidente y ha llegado a oídos del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que ya no oculta su malestar por la guerra abierta en este departamento. La lucha entre Mato y López Abella viene de lejos. De antes incluso de que prometiesen sus cargos en la Xunta. En los días previos a la formación del Gobierno ambas pugnaron por una cartera que unificaba dos áreas del bipartito: Traballo y Benestar Social.
López Abella, vicesecretaria en la Ejecutiva del PP hasta el último congreso y portavoz de política social en el Parlamento gallego durante la pasada legislatura, esperaba el puesto por varias razones. La primera, su labor como látigo de Anxo Quintana contra la lenta aplicación de la Ley de la Dependencia y la política de contrataciones del Consorcio Galego de Servizos Sociais durante los últimos cuatro años. Un servicio al partido -que la llevó incluso a denunciar en una comisión parlamentaria que el vicepresidente nacionalista había instalado una nevera de 6.000 euros en el coche oficial que nunca apareció- y que esperaba ver recompensado. Pero sobre todo lo aguardaba por la llamada que el propio Feijóo le hizo para tantearla días antes de nombrar a los conselleiros. El presidente le preguntó por su disposición para asumir Traballo. López Abella respondió afirmativamente y esperó su nombramiento hasta el último día. Fue en vano.
La víspera de que se conociesen las caras del Ejecutivo, Mato se paseó por la plaza del Obradoiro durante la toma de posesión de Feijóo con dos teléfonos móviles. Ella se había enfrentado en el hemiciclo a las políticas de empleo del socialista Ricardo Varela. Era sólo parte de sus méritos porque además sabía de la presión que el entorno del ex ministro José Manuel Romay Beccaría y el PP coruñés estaban ejerciendo sobre Feijóo para que la hiciera conselleira. El presidente -para el que siguen pesando mucho las opiniones de Romay, su mentor cuando se inició en política- acabó apostando por Mato, a la que comunicó la decisión el sábado por la noche, con tiempo para ser incluida en el decreto de nombramientos que firmó el día siguiente.
Según el entorno de Abella, Feijóo consoló a ésta con una secretaría general que dependería directamente de él. El día a día en Traballo prontó demostró a López Abella, sin apenas presencia institucional en los actos del Gobierno, sin fotos en los medios de comunicación, su papel de segundona en la consellería, que no acepta de buen grado.
La gestión política de la condena a la directora general de Formación e Colocación, Ana María Díaz López, por despido improcedente tampoco ha mejorado la opinión del jefe sobre cómo funciona la consellería. El entorno del presidente da por hecho que Díaz López, una elección de Mato y del PP coruñés, dimitirá si el juez al que ha dirigido la querella contra la trabajadora despedida no prospera. La vista se celebrará el próximo 1 de diciembre en el Juzgado de Instrucción número 3 de Ferrol. La propia Mato sabe del ultimátum de Feijóo y no oculta su preocupación por la decisión que pueda adoptar el juez. Si la moneda sale cruz, deberá prescindir de su colaboradora tras defenderla contra viento y marea.
El episodio de los 200 euros de complemento autonómico a las pensiones no contributivas, que Traballo pretendió suprimir hace dos semanas, no ha ayudado a mejorar su imagen ante el presidente. Según algunas fuentes, Feijóo estaba de acuerdo con Mato en eliminar la ayuda para dedicar esos 10 millones de euros anuales a otros servicios de política social e incluso amagó con defender la medida en una primera declaración ante la prensa. Pero está convencido de que Mato y su equipo no la explicaron suficientemente bien y eso lo llevó a dar marcha atrás horas después en un pleno del Parlamento, ante la presión de los sindicatos, la oposición y el temor de que su imagen apareciera asociada a los recortes sociales durante todo el mandato.
Máxime cuando escuchó unas declaraciones de López Abella en las que minimizaba los efectos de la supresión del complemento que apenas supondría "medio euro" para sus perceptores. Los titulares molestaron a Feijóo, que se reunió con Mato y la hizo rectificar, en la primera gran desautorización pública de un conselleiro.
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