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Un hombre del barrio

Josep Mediñà es un hombre del barrio, de toda la vida. Nació en Barcelona, en 1948, al otro lado de La Rambla, pero sus padres se instalaron en la calle de Sant Ramon cuando él tenía apenas 12 años. Allí creció, allí fue al colegio público, en la plaza de los Àngels, y allí se formó como albañil, aprendiendo el oficio al lado de su padre. Y de albañil sigue trabajando desde hace 47 años.

Participa en la vida comunitaria desde siempre. Empezó, de pequeño, cantando en la coral Barcarola. "Éramos un coro potente, con 60 voces, todas de hombre", recuerda Josep.

Cuando desapareció la coral, se integró en un grupo que canta habaneras. Sigue haciéndolo. Su hijo juega al fútbol en El Poble-sec y su mujer, Antonia, trabaja en el barrio desde hace 23 años: tiene una tienda de ropa y a la vez hace algunos arreglos: cosidos y zurcidos, sobre todo. "Nos conocimos en un baile, cuando teníamos 16 años y, desde entonces", explican ambos.

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Ella montó la primera tienda en la calle de Sant Jeroni; luego se trasladó a la de Sant Pau, a un edificio que, como su antigua casa, acabó siendo derribado. Ahora está instalada en la propia calle del Om, justo frente al piso ocupado.

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