Fernando Alonso ya vive el 'mundo Ferrari'
El asturiano recibe en Cheste el primer baño de masas como piloto de la 'scuderia'
El primer baño de masas de Fernando Alonso con Ferrari se produjo ayer en Valencia. El asturiano obtuvo permiso de su actual escudería, Renault, para asistir como espectador a las Finales Mundiales que la marca de Maranello celebró este año en el circuito de Cheste, y pudo entrar por primera vez en el mundo de Ferrari. "Ha sido un día muy feliz y muy importante para mí", dijo el doble campeón mundial español. "He podido experimentar el ambiente y el mundo Ferrari y estoy impresionado. Espero poder luchar por el título junto a Massa y que todos se sientan orgullosos de nuestro trabajo y nuestra profesionalidad".
El asturiano llegó a la ciudad valenciana el sábado por la noche, pero no acudió a la cena oficial en la que estuvieron Luca Cordero de Montezemolo, presidente de Ferrari, Francisco Camps, presidente de la Generalitat de Valencia, y Rita Barberà, alcaldesa. Sin embargo, desde el mismo momento en que pisó el circuito de Cheste se convirtió en el protagonista principal de una fiesta que tuvo el color rojo como protagonista. Los Ferrari eran los reyes. Los había amarillos y azules, pero la mayoría eran deportivos rojos dispuestos a correr en Cheste. Ahí estaban todos: aficionados -el circuito anunció una entrada de 17.000 espectadores, bastante hinchada-, usuarios, dirigentes, ingenieros, mecánicos y pilotos.
"No me hagáis pasar otro año como éste", pidió Montezemolo al equipo italiano
Todos con el mismo espíritu ferrarista por bandera y con el orgullo de pertenecer a una familia que ha marcado la historia del automovilismo mundial y de la Fórmula 1 en especial. Pero los pilotos debieron pagar 2.800 euros para poder participar en estas Finales Mundiales. Y los aficionados constituyen una de las grandes fuentes de ingresos, a través del merchandising. Ayer pudieron comprobar que los precios siguen en alza: una chaqueta de piel, 690 euros; una gorra, 27; una camiseta, 58; un alerón del F-1 de 2006, 6.000; un alerón lateral del F-1 2007, 3.000; y una biela y un pistón del F-1 de 2002, 600 euros. Ellos pagan. Ferrari, en cambio, genera ilusión e ingresa por todas partes.
Lo único que se le exige es que gane títulos mundiales. Pero la imagen que ofreció esta temporada en el Mundial de F-1 no fue precisamente la de un equipo campeón. Por eso Montezemolo estalló ya en la cena oficial y repitió ayer su discurso. "Domenicali tiene la obligación de hacer un coche competitivo", le dijo al director general de la escudería. "No me hagáis pasar otro año como éste. Un año puede soportarse; dos, no. Espero grandes resultados, tanto de Felipe [Massa] como de Fernando. Tenemos un equipo y unos pilotos supermotivados", agregó.
Fue el propio Montezemolo quien protagonizó uno de los momentos más divertidos de la jornada. Era el momento culminante de la fiesta y el directivo se subió al volante de un impresionante Ferrari California descapotable para dar la vuelta de honor a sus dos pilotos de la próxima temporada: Alonso y Massa. En la primera curva, dedicada a Aspar, el presidente de Ferrari escuchó los aplausos de los aficionados desde la grada y quiso acercarse. Pero no pensó que entraba en una escapatoria en la que había gravilla. Y en cuanto la pisó, su Ferrari se quedó estancado sin posibilidad de arrancar de nuevo. Tuvo que acudir una grúa para rescatarlo. Y Montezemolo, Alonso y Massa se subieron al asiento trasero del segundo Ferrari, conducido por Camps, con Rita Barberá de copiloto.
Así acabó el momento cumbre de la fiesta de Ferrari. Pero aquello no enturbió nada. Lo importante era la presencia de Alonso en Cheste, el hecho de que se subiera por primera vez a un Ferrari, la posibilidad de obtener un primer autógrafo como ferrarista. Y también el contacto inicial del asturiano con Domenicali, los ingenieros, los mecánicos y todo el entorno de Ferrari. Alonso pudo descubrir lo que representa entrar en esta gran familia. Y Massa, que acudió a Valencia para defender su territorio, se dio cuenta del carisma que envuelve al asturiano y comenzó a comprender que su situación en el equipo no será la misma que cuando tenía a Raikkonen de compañero.
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