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Fórmula 1

Condenados a entenderse

Su historia comenzó con mal pie. Parecía claro que un día u otro Fernando Alonso y Ferrari iban a acabar entendiéndose. Pero el proceso resultó mucho más largo de lo esperado. Hasta que Montezemolo dio un puñetazo sobre la mesa y decidió que el asturiano correría en uno de los dos monoplazas rojos de Maranello en 2010, los caminos de Alonso y de Ferrari no parecían encontrar el momento de converger. Transcurrían de forma paralela y a veces parecían irreconciliables.

El primer intento de Ferrari para fichar a Alonso se produjo en 2000, cuando el asturiano cerraba su paso por la Fórmula 3000. Pero entonces, Alonso firmó un contrato por cinco años con Giancarlo Minardi. "Hay muchas opciones, pero ¿qué tenemos? Lo único que hay ahora mismo para llegar a la F-1 es el contrato con Minardi. Por tanto, vamos a cogerlo", dijo Alonso.

Alonso acabó su paso por la F-3000 con una exhibición en Spa Francorchamps que no pasó desapercibida para Flavio Briatore ni Jean Todt. Los dos mostraron su interés en ficharle. Pero el asturiano había firmado ya por Minardi. Así que ambos negociaron con el italiano, que luchaba por salvar su equipo y cuyo único valor real era el contrato de Alonso. Tanto Renault como Ferrari anunciaron una oferta. Pero Briatore actuó con más rapidez y apareció con un millón de euros y la promesa de que Alonso correría cedido un año en Minardi. La operación se cerró. Todt llegó tarde. Y cuando supo que el asturiano se le había escapado, aseguró que Alonso no iría a Ferrari mientras él estuviera en el equipo.

El camino de Alonso hacia Ferrari entraba en un callejón. Firmó con Renault y ganó los títulos mundiales de 2005 y 2006. Y llegó a expresar su frustración contra Ferrari acusándoles de hacer trampa y "no respetar el juego limpio" por realizar más entrenamientos de los acordados entre los equipos. Alonso luchaba contra Michael Schumacher y Kimi Raikkonen por el título mundial. Ya era un gran piloto. Pero Todt mantenía su veto hacia el español. No le quería en Ferrari. Y cuando en diciembre de 2005 se anunció el fichaje de Alonso por McLaren Mercedes por tres años a partir de 2007, el divorcio entre el español y la escudería de Maranello pareció definitivo. "Es el equipo con el que siempre había soñado", dijo entonces Alonso sobre McLaren, "la mejor escudería, el lugar donde siempre quise correr". Eran sentencias contundentes, pero con una doble lectura: escondían un mensaje hacia Ferrari.

Con el caso de espionaje de por medio, la frustración de ver a su equipo volcado con el debutante Lewis Hamilton y su enfrentamiento con Ron Dennis, la temporada 2007 se cerró con la rescisión del contrato de Alonso. Entonces esperaba la llamada de Ferrari. Pero la escudería italiana acababa de firmar con Raikkonen hasta 2009 con una opción para 2010, y tenía también a Felipe Massa hasta la misma fecha. No había opción. Alonso regresó a Renault. Todt seguía cumpliendo su palabra. Y la mantuvo hasta que abandonó Ferrari en 2007. "Siempre se negó a fichar a Alonso, ante nuestra insistencia", señaló uno de los dirigentes del Santander que negociaron su entrada como patrocinadores a partir de 2010.

Pero cuando Todt se marchó, Montezemolo no encontró resistencia. Rescindido el contrato de Raikkonen, los caminos de Ferrari y Alonso se acabaron cruzando.

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