La revancha del ukelele
Orquestas de chaqué y músicos 'indies' recuperan el pequeño instrumento
Piénselo bien. De siempre, casi todo lo pequeño ha sido objeto de mofa, burla, chiste o chascarrillo. Y el ukelele, una especie de guitarra de no más de 50 centímetros y cuatro cuerdas, no iba a ser menos. De ascendencia portuguesa y exportado a EE UU a principios del siglo XX, siempre se ha relacionado con dos cosas. Primero con la música hawaiana -es el instrumento tradicional de Hawai- y, segundo, con el humor. Se hace difícil borrar de la retina a la actriz Marilyn Monroe tocando el alegre ukelele en Con faldas y a lo loco (1959). Pero es mucho más.
Algunos músicos se han propuesto dignificar el instrumento y los primeros han sido unos señores de aspecto bastante serio. No parecen ir en broma los miembros de la Ukulele Orchestra of Great Britain que, aunque vestidos de traje, han tenido que lidiar en sus conciertos con el escepticismo del invento. "Pedir socorro era una de las primeras reacciones de nuestra audiencia", declaraba a finales de septiembre Dave Suich, uno de los componentes de esta curiosa formación que se atreve con todo. Entre su repertorio está la caliente banda sonora de Shaft, de Isaac Hayes; El bueno el feo y el malo, de Ennio Morricone; el Life on Mars de David Bowie (que se ha desecho en halagos: "Son maravillosamente inteligentes", ha dicho sobre ellos), o el Anarchy in the UK de Sex Pistols.
Todo eso gracias a las cualidades del ukelele, que representa el colmo de los desnudos musicales. No está sujeto a ningún estilo musical concreto. Todos valen. Se trata de desvestir instrumentalmente la canción al máximo, para lo que se hace imprescindible una voz más que excelente. La orquesta, que funciona desde hace más de 10 años, ha actuado con éxito en Japón, Nueva Zelanda, incluso en el Royal Albert Hall, de Londres, donde ha grabado un DVD que se podrá comprar próximamente en su web, www.ukuleleorchestra.com.
Pero no hace falta llevar smoking para ennoblecer este instrumento, más parecido a un juguete que a algo serio. Bruce Springsteen lo ha recuperado en algunos de sus directos y varios músicos indies han hecho de él su bandera. Como el cantautor pop, nacido en Mississippi, Dent May, que ha publicado este año su disco The good feeling music of Dent May & His magnificent ukulele, con el que está girando por EE UU. "En mi casa siempre ha habido uno de juguete con el que era imposible tocar", recuerda Dent, al que el ukelele eclipsa sus extravagantes gafas. "Hasta que hace un par de años me compré uno de verdad y me puse a componer canciones pop con él. Se convirtió en una experiencia alucinante".
Lo mismo le ocurrió al británico Darren Hayman, componente del trío indie de culto Hefner. Durante un concierto en solitario en Madrid hace unos meses, no tuvo reparos en agarrar su ukelele para desnudar sus canciones ante un sepulcral silencio del público. Ya en 2006, Darren publicó un EP con cuatro canciones al que llamó Ukulele Songs From the North Devon Coast. Incluso el ahora alocado Patrick Wolf o el compositor Sujfan Steven han recurrido a este pequeño gran instrumento.
En España, pocos se han atrevido. Preguntamos por qué al productor musical Paco Trinidad, que acaba de terminar un disco con Luis Auserón. "Es un instrumento muy americano y muy relacionado con los musicales antiguos. Aquí tenemos poca tradición de recuperar esas cosas".
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