'Transmission' lleva a Sevilla un mundo sin pantallas

Transmission, del húngaro Roland Vranik, y Partir, de la francesa Catherine Corsini, son las dos películas de la Sección Oficial presentadas ayer en Sevilla Festival de Cine Europeo. Transmission se desarrolla en un mundo donde todas las pantallas han dejado de funcionar. Las cadenas de televisión no ofrecen programas y los monitores de los ordenadores se han apagado. Las personas acostumbradas a pasar el tiempo delante de las pantallas sufren algo semejante a un síndrome de abstinencia.

"En la sociedad tenemos una pantallamanía que me da miedo. He intentado evitar los estereotipos apocalípticos. Quería advertir de que las pantallas son muy peligrosas. Mi película trata sobre la adicción y el síndrome de abstinencia. Y muestra cómo las adicciones matan", explicó ayer Vranik.

El director húngaro eligió un escenario "lo más neutro y aséptico posible". "Quería dar a entender que esto podía pasar en cualquier lugar. Quería que fuera una película universal", agregó. Transmission es el segundo largometraje de Vranik, que ha trabajado como ayudante del director húngaro Béla Tarr. "Al trabajar con Tarr se tienen sensaciones de todo tipo. Reflexionas mucho y te enfadas mucho. Tarr es un maniaco de la imagen. Cuando tiene una idea, no hay ningún obstáculo que lo detenga en el camino. Vuelve loco al equipo hasta que consigue la imagen que tenía en la cabeza", señaló Vranik.

Por su parte, Partir cuenta la historia de amor entre Suzanne (Kristin Scott Thomas), la esposa de un médico que vive una existencia cómoda y tranquila, e Iván (Sergi López), que siempre se ha movido por el filo de la navaja y que, incluso, ha pasado por la cárcel. La atracción que los une es tan fuerte que arrasa con toda convención social.