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Reportaje:

Un submarino directo a Baiona

Un robot científico está a punto de cruzar el Atlántico y llegar a Galicia

María Fernández

Se llama RU27, conocido también como Scarlet Knight. Pesa 60 kilos y salió el 27 de abril del estado de Nueva Jersey. Es un pequeño robot submarino (glider en inglés) que está a punto de cubrir una distancia de más de 6.000 kilómetros a lo largo del Atlántico para llegar, a principios de diciembre, a Baiona. Si lo logra habrá sido el primer batiscafo en completar un viaje transoceánico sin tripulación. Sus creadores están en la Universidad norteamericana de Rutgers, y para el experimento han contado con organizaciones de Irlanda, Canadá, Reino Unido o Noruega. En España tienen el apoyo del Ministerio de Fomento a través de Puertos del Estado y la Dirección General de la Marina Mercante, así como de la Universidad de Las Palmas.

Recoge información sobre cómo afecta al mar el cambio climático

El aparato navega sin motor: sus baterías son la única energía que utiliza, impulsándose con sus dos aletas y un pistón que le permite sumergirse desinflando una cámara que luego llena de aire para subir. "Después de un ciclo de inmersión-emersión, que le hace avanzar varias millas, transmite vía satélite los datos registrados y espera nuevas órdenes que se lanzan desde el Laboratorio de Observación Oceánica Costera de New Jersey", señalan desde Puertos del Estado. Su objetivo es proporcionar noticias sobre el papel de los océanos en el cambio climático. Una información que puede servir, por ejemplo, para comprender cómo los remolinos marinos inciden en la circulación de los mares desplazando las larvas de los peces o cómo evoluciona el contenido calórico del océano (porque el agua se dilata al aumentar de temperatura).

Los científicos cruzan los dedos estos días para que la misión termine bien después de completarse el 93% del recorrido. El año pasado un aparato similar enviado desde el mismo punto de EE UU desapareció a la altura de las islas Azores, después de alcanzar más de la mitad de la ruta. No se sabe exactamente qué le ocurrió, pero los técnicos sospechan que una filtración de agua dio al traste con el glider tras abandonar la corriente del Golfo y adentrarse en una zona "imprevisible". De los fallos, los profesores Scott Glenn, Oscar Schofield y Josh Kohut, que dirigen el proyecto, aprendieron a mejorar el actual Scarlet Knight utilizando, por ejemplo, una pintura que aumenta su efectividad o sustituyendo las baterías alcalinas por otras de litio que durasen más.

"Esta misión abre el camino a una nueva forma de explorar el océano", resume Enrique Álvarez Fanjul, jefe del área de conocimiento del medio físico de Puertos del Estado. Porque, por encima de la información concreta que haya obtenido en su viaje, el submarino está intentando demostrar el enorme interés que puede tener la tecnología que lo impulsa.

Sin ir muy lejos, robots como él podrían sustituir parcialmente el trabajo que actualmente realizan los buques oceanográficos, pero a un coste mucho más asequible. Eso sin tener en cuenta otras ventajas, como que elimina el factor meteorológico que demora las misiones actuales; o que en la zona de carga del submarino se puedan colocar todo tipo de sensores. Los que tiene el RU27 instalados mientras "planea" por el Atlántico en dirección a Galicia miden cada 20 segundos la salinidad, los campos de corrientes y la temperatura del mar.

Tanto en España como en Estados Unidos están preparados para hacerle una fiesta al glider cuando llegue. A Baiona se desplazarán unas 40 personas entre científicos, técnicos y autoridades para recuperar el aparato, algo que se hará a unas millas de la costa para evitar que choque con los barcos. A su vuelta a EE UU, se espera que el presidente Barack Obama dé la bienvenida al que algunos llaman el Sputnik del mar. Cualquiera puede seguirle el rastro con Google Hearth desde la web del proyecto o compartir sus incidencias en Facebook o Twitter.

La trascendencia que se le quiere dar tiene bastante que ver con la elección de Baiona como destino simbólico, recordando el desembarco de la carabela Pinta en 1493 para evocar el descubrimiento de América. Para España también es un pequeño logro, ya que el Gobierno ha suministrado datos para la navegación del submarino y espera mejorar en el conocimiento de cómo evoluciona el nivel del mar, algo imprescindible para diseñar las futuras infraestructuras portuarias. Puertos del Estado se involucrará en el análisis de los resultados, que le servirán para mejorar los modelos de circulación marina que ha desarrollado.

Si nada lo impide, el 7 de diciembre puede ser el último día de la misión, cuando por fin el Scarlet Knight emerja donde hace más de medio siglo atracó Martín Alonso Pinzón con una buena noticia.

Un submarinista fotografía el robot RU27, un submarino que salió de Nueva Jersey el pasado 27 de abril y que llegará a Baiona a principios de diciembre tras recoger información sobre cómo afecta el cambio climático al océano Atlántico.
Un submarinista fotografía el robot RU27, un submarino que salió de Nueva Jersey el pasado 27 de abril y que llegará a Baiona a principios de diciembre tras recoger información sobre cómo afecta el cambio climático al océano Atlántico.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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