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Los juzgados aprecian una mejoría del tejido industrial al caer los concursos

El ciclo cambia aunque en junio de 2009 ya se habían igualado los casos de 2008

Pedro Gorospe

Ahora que ya la mayoría de la sociedad vincula los concursos de acreedores a uno de los peores efectos de la crisis, y entiende el término como una suspensión de pagos más ordenada, los juzgados empiezan a tener menos casos. La tendencia todavía es suave, pero frente al crecimiento de los concursos en 2008 y a la explosión de expedientes en 2009, que llego a preocupar seriamente a los juzgados de lo Mercantil al rozar los límites de la sostenibilidad, a partir del segundo trimestre de este año el crecimiento ha sido más suave y la tendencia bajista se está confirmando en el tercero y en lo que va del cuarto.

Si en 2004 en Euskadi entraron a los juzgados de lo Mercantil de Vitoria, San Sebastián y Bilbao doce casos en total, en 2008 multiplicaron su actividad por quince al dar entrada a 180, el doble que en 2007. Pero es que en la mitad de 2009 ya casi se habían alcanzado las cifras absolutas de 2008, al registrar 166 casos. La única luz que los jueces ven al final del tunel es que en el segundo trimestre de este año los casos bajaron de los 101 hasta marzo, a los 65 que entraron desde ese mes hasta junio. Fuentes judiciales lo consideran como un indicador de que la crisis ha tocado fondo ya y de que el tejido industrial se está estabilizando, permitiendo que la economía empiece a salir del agujero. También se frenan las reclamaciones de cantidades en los juzgados de lo social, otro indicador esperanzador.

En 2004 hubo 12 casos en Euskadi, 180 en 2008 y 166 a junio de 2009
Las reclamaciones de cantidades en los juzgados de lo social se frenan
Los procedimientos abreviados reducen de tres a uno a sus administradores
Tras el ajuste en las empresas, toda la preocupación se centra en el empleo
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Una apreciación que encaja con la que el resto de los observatorios económicos están empezando a hacer públicos, aunque todavía con mucha prudencia. Poco a poco se está reactivando el consumo y eso hace que las empresas empiecen a hacer las primeras anotaciones en las hojas de pedidos después de atravesar dos años de penurias.

El titular del Juzgado de lo Mercantil 1 de Bilbao, Edmundo Rodríguez Achútegui, cree que, además, ese cambio de tendencia puede estar relacionado con la modificación de la legislación que afecta a los concursos. A partir de abril entró en vigor un Real Decreto Ley que permitía a las sociedades con problemas optar por procedimientos más ligeros como el Concurso abreviado, y las comunicaciones del artículo 5.3. "Estos mecanismos han supuesto un alivio para las empresas porque contribuyen a ayudar a su viabilidad", dice Rodríguez Achútegui.

Dos mecanismos cuya aceptación por parte de las empresas ha sido rápido y que en cierta manera reduce y elimina los efectos más perniciosos como los altos costes concursales. En los procedimientos abreviados se reducen de tres a uno las personas que gestionan la crisis. A este modelo se pueden acoger aquellas empresas con unas deudas que no superan los diez millones de euros.

La imagen de las grandes constructoras acudiendo a los juzgados con unas deudas que, traducidas a pesetas, parecían imposibles de solucionar, está tocando a su fin. Si 2007 languideció con el concurso de Ereaga, que está en vías de solución, y 2008 se desayunó con el de Urazca, lo habitual desde hace medio año es que las empresas que acuden a reordenar sus deudas son pequeñas y medianas.

Sólo entre las dos constructoras citadas el pasivo se acercó a un punto del PIB, al sumar unos 600 millones de euros. Los jueces de lo Mercantil han visto como por sus despachos pasaban empresarios con unas deudas globales que han superado, según estimaciones oficiosas, más de 1.800 millones de euros.

Pero si ese flanco de la crisis está mejorando, el empleo se está consolidando como el gran perdedor de la situación y los trabajadores en los principales paganos de la crisis.

Aunque la ralentización del deterioro es un hecho, el desempleo sigue creciendo, menos que hasta junio, pero todavía en números elevados. Pero es que además las medidas anticrisis que están adoptando las empresas va a afectar a la estructura salarial, hasta el punto de que la resultante va a castigar más todavía a las rentas más pequeñas y a los trabajadores menos cualificados. Euskadi registró en los primeros nueve meses del año un total de 1.874 ERE que afectaron a 51.064 trabajadores, de los que 19.651 son de Vizcaya, 16.370 de Guipúzcoa, evidenciando la fuerte incidencia de las pymes y 12.043 de las grandes empresas de Álava.

Concurso discreto

La modificación de la Ley Concursal que entró en vigor en abril ha tenido una buena acogida en las empresas en dificultades. La modificación del artículo 5.3 establece un nuevo sistema para quienes se enfrentan a una quiebra y no quieren la publicidad negativa de un concurso voluntario y, sobre todo, los efectos negativos que genera como el rechazo de los bancos a refinanciar la deuda y de los proveedores a seguir vendiendo.

La denominada Comunicación que regula el artículo 5.3, permite al empresario negociar sus deudas con discreción, sin intervención judicial, aunque con conocimiento, del juzgado. Es decir el empresario comunica al juzgado que va a iniciar una negociación con sus acreedores y éste le da un plazo de tres meses para llegar a un convenio. Durante ese tiempo nadie se entera de la situación. El sistema elimina el "reproche social" que sufre la empresa afectada y las dificultades que genera su publicidad. Si hay acuerdo con los acreedores la empresa sigue. En caso contrario se inicia el concurso.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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