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Tribuna:La firma invitada | Laboratorio de ideas
Tribuna
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El regreso de los fondos soberanos

Estaban olvidados. Los fondos soberanos, como los demás gestores de activos financieros internacionales, habían sufrido pérdidas importantes debido a la crisis. Sin embargo, parecen haber capeado el temporal y los vemos de nuevo invirtiendo en todos los rincones del mundo. Pero no nos engañemos: este regreso del protagonismo de los fondos soberanos se está haciendo, sin embargo, de manera muy diferente de lo visto antes de la crisis.

Sin duda, los fondos soberanos están de vuelta. En África, Asia e incluso en América Latina están brotando nuevas instituciones. El debate está abierto en Argelia y la India. En Nigeria, un país con más de 45.000 millones de dólares de reservas, ya está tramitándose su creación. Angola, Indonesia y Mongolia acaban de dar el salto, creando sus propios fondos soberanos. Por su parte, Arabia Saudí y Malasia, que ya disponían de fondos de este tipo, acaban de crear otros nuevos: Hassana Investment Co. y 1Malaysia Development Berhad, ambos habilitados principalmente para invertir en activos extranjeros.

Hay en el mundo unas 50 instituciones de este tipo que manejan unos tres billones de dólares
Los cambios beneficiarán a las empresas europeas que han apostado por los países emergentes

América Latina tampoco se queda atrás. A finales de 2008, Brasil se dotó de un fondo soberano. El país está ahora al mando de unas reservas superiores a 230.000 millones de dólares y, por si fuera poco, los yacimientos petrolíferos descubiertos en el mar seguirán alimentando todavía con más fuerza las finanzas del país.

En total existen en el mundo unas 50 instituciones de este tipo que manejan conjuntamente unos tres billones de dólares. Los más importantes están ubicados en Oriente Próximo y en Asia, destacando en esta última región, sobre todo, China y Singapur. Algunos, como ADIA (Abu Dhabi Investment Authority), el mayor del mundo por tamaño de activos gestionados, da empleo a casi 1.000 personas, lo cual le otorga una capacidad de inversión muy superior a otros que todavía están dando sus primeros pasos, como los fondos soberanos de Asia Central. Todos ellos están, en todo caso, revisando ampliamente sus estrategias y opciones de inversión. Para ellos, como para los demás gestores de activos del mundo, la crisis no es sólo financiera o económica, sino también cognitiva. El mundo de la inversión, fondos soberanos incluidos, acaba de descubrir que invertir en los países miembros de la OCDE puede ser más arriesgado de lo que parecía, incluso cuando se trata de la primera potencia del primer mundo.

Hasta hace poco, invertir en los países de la OCDE era supuestamente low risk, low return (poco riesgo, poca rentabilidad) y, a la inversa, invertir en los países emergentes era high risk, high return. Ambas ecuaciones han volado por los aires con la crisis global que estalló en 2008. Empresas estadounidenses con las mejores calificaciones financieras han desaparecido del mapa o están en quiebra. A la inversa, algunos países emergentes presentan hoy en día primas de riesgo comparables a muchos de sus pares de la OCDE. La crisis invita a reconsiderar las simplificaciones a las que estábamos acostumbrados, incluso esa visión del mundo heredada del siglo pasado que divide el mundo entre países emergentes y países desarrollados. Las fronteras entre ambas categorías se están desdibujando poco a poco. Invertir en productos del primer mundo industrializado puede resultar altamente arriesgado. Igualmente, invertir en los mercados emergentes puede que no sea el ejercicio de alto riesgo que era en el pasado y, en todo caso, ofrece perspectivas de rendimientos que siguen siendo altamente atractivas.

Para algunos fondos soberanos, esta crisis cognitiva ya se plasmó en acciones concretas. Temasek, una de las mayores referencias en este mundo de los fondos soberanos, no dudó en replantearse drásticamente su estrategia de inversión global. A mediados de este año ha decidido apostar todavía más por los mercados emergentes, subiendo hasta un récord del 80% la parte dedicada a esta clase de activos y reduciendo a un mínimo del 20% la parte dedicada a los países de la OCDE.

Prácticamente el mismo día que anunciaba esta recomposición, Temasek salía del capital de Bank of America y Barclays, mientras aumentaba su posición en China Construction Bank y Standard Chartered. La señal enviada no podía ser más clara: apostamos por los mercados emergentes, sea directamente, vía participaciones en sus bancos y empresas, o indirectamente, vía participaciones en bancos y empresas de la OCDE pero con actividad importante en los países emergentes. Y por si hubiera dudas, también en 2009, Temasek abrió oficinas en regiones relativamente alejadas de su base nacional, colocando equipos en México y Brasil para invertir en la región.

Otros fondos están ahora siguiendo sus pasos. Así, GIC, el otro gran fondo soberano de Singapur, ha decidido posicionar dos de sus máximos responsables en Londres y Nueva York, respectivamente, para potenciar las inversiones hacia Europa, África y Oriente Próximo, en el primer caso, y hacia las Américas, del Norte pero sobre todo del Sur. El fondo soberano chino, CIC (más de 200.000 millones de dólares bajo gestión), también está de compras en zonas como Asia Central o el sureste asiático. Sólo en el mes de octubre compró activos por 4.000 millones de dólares en naciones emergentes como Indonesia, Singapur y Kazajistán. Durante el verano de 2009 también se ha dotado con un consejo internacional que incluye, por ejemplo, a Arminio Fraga, el antiguo gobernador del Banco Central de Brasil, ahora al mando de un fondo de inversión ubicado en Río de Janeiro, prueba de que también considera América Latina.

Los fondos soberanos de Oriente Próximo, empezando por ADIA, de Abu Dhabi, también está aumentando sus apuestas por los emergentes, dando órdenes en ese sentido o simplemente considerando inversiones sobre el terreno. No sorprende que Aabar Investments, una filial del gigante IPIC de Abu Dhabi, haya invertido en octubre pasado cerca de 330 millones de dólares en la compra de una participación en Banco Santander Brasil, tomando así el 0,6% de la filial brasileña del Santander, otra manera más de apostar por los emergentes (al igual que Temasek con Standard Chartered).

Estas recomposiciones estratégicas de los fondos soberanos es sin duda una buena noticia para los mercados emergentes y para sus empresas. Pero también lo es para las empresas europeas, en particular para aquellas que han sabido apostar por los países emergentes. En este sentido, puede que esta gran transformación en curso sea también una buena noticia para las empresas españolas, ya que éstas han apostado fuerte por los mercados emergentes, sobre todo en América Latina -y ahora también en Asia-, a lo largo de la última década.

Javier Santiso es director del Centro de Desarrollo de la OCDE.

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