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Reportaje:

"Que acaben el colegio ya"

Casi 500 alumnos conviven apretados en un centro público de Vallecas

Pilar Álvarez

El colegio Agustín Rodríguez Sahagún es como un rompecabezas al que las piezas le llegan por plazos. El centro, en el Ensanche de Vallecas, con 491 alumnos, crece cada curso, pero no lo suficiente. Ésa es la principal queja de los padres de los chicos de infantil y Primaria que acuden a este colegio público. No tienen biblioteca y han perdido parte del comedor para dejar sitio a dos aulas provisionales. El centro está rodeado de terrenos donde irá la ampliación que Educación planea para el curso que viene.

El comedor, donde los niños pintan y juegan a los cuentos en las clases extraescolares de la tarde, está casi a oscuras. Y hace calor. Hay ventanas sólo en un frente y un muro de placas de yeso al otro lado que no estaba el curso anterior. Parte de la sala se ha perdido para poner dos aulas más que se retirarán cuando el colegio crezca. "Van haciendo obritas, migajas, pero lo que queremos es que acaben el colegio ya", protesta Conchi León, de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del centro.

La historia del colegio, el primer centro público que se construyó en el Ensanche, empezó accidentada. En 2006, los alumnos comenzaron las clases en un colegio provisional mientras se construía la primera fase del nuevo. El curso siguiente, se mudaron al Agustín Rodríguez Sahagún, que empezó con parches. "Había alumnos de varias edades que compartían cursos mixtos porque eran pocos", añade León junto al aula de psicomotricidad. En un lado de la habitación, una estantería baja hace las veces de biblioteca con decenas de libros. A sólo unos pasos, la sala de profesores que también funciona como pasillo. Los alumnos de 5º de Primaria han de pasar por esa sala para ir a su aula. "Nunca hemos tenido una biblioteca en condiciones, pero mientras la situación se arregla te tienes que apañar", justifica la directora del colegio, Icíar González- Andrío.

"El esfuerzo de padres y profesores es muy grande, dedicamos más tiempo que en un colegio ordinario", asume la responsable del centro, que ha trasladado el asunto a la consejería y espera paciente una solución.

En el patio, niños de uniforme juegan en una pista rodeada de tierra junto a las vallas colocadas a pocos metros mientras se construye una segunda puerta de acceso. El terreno para la ampliación está separado por una malla de la zona de recreo. "Nuestros niños tendrán que dar clase al lado de las obras", se queja León.

Educación garantiza la seguridad de los menores. "Con eso no se juega, el terreno está perfectamente separado del centro para que no haya ningún problema", asegura el viceconsejero de Organización Educativa, Jesús Valverde. Las obras de la segunda fase, que incluye seis aulas más y zonas compartidas, comenzarán en noviembre y tardará seis meses. El viceconsejero justifica que las obras del centro vallecano se estén haciendo a plazos. "Se trata de optimizar los recursos para poder llegar a todos los sitios". En el Rodríguez Sahagún el último curso es 5º de Primaria. "Si lo hubiéramos construido entero desde el principio, se habría quedado la mitad vacío porque no hay más demanda", asegura Valverde, que adelanta una mala noticia para los padres: cuando acaben el nuevo edificio queda una tercera fase de obras para la que no hay fecha.

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En el Ensanche de Vallecas hay cuatro colegios, dos públicos y dos concertados. El mismo año se construyeron dos, pero a distinto ritmo. Por un lado, el Rodríguez Sahagún, que aún tiene que crecer, frente a un centro concertado, el Gredos San Diego, con todas las instalaciones terminadas y una oferta que abarca desde infantil hasta Bachillerato. El viceconsejero declina comentar el dispar ritmo de crecimiento de los centros concertados y la diferencia de oferta, vista con recelo desde otros sectores educativos.

"Es la mecánica que la consejería sigue en todas las zonas de crecimiento: impulsa la oferta concertada y ralentiza la pública", critica José Luis Pazos,presidente de la FAPA Giner de los Ríos.

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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