Pagamos unos por otros
La crisis económica y la caída de los ingresos públicos han acabado por llegar al mundo del fútbol. El Congreso aprobó el martes la modificación de la conocida como enmienda Beckham. Mediante esta norma, pensada para atraer "ejecutivos de grandes empresas" y "premios Nobel", los extranjeros que vengan a España a trabajar pueden optar por pagar un tipo fijo de no residentes del 24%, en lugar de la tarifa progresiva de renta que llega al 43%. Con esta modificación, esta forma de tributación se limita a personas que ganen menos de 600.000 euros.
Pese a las intenciones iniciales, los beneficiarios fundamentales han sido los grandes clubes de fútbol, que han podido fichar a cracks internacionales ofreciendo una ficha menor, debido a los menores impuestos que paga el correspondiente futbolista. Según el presidente de la Liga de fútbol, este sistema ha supuesto un ahorro fiscal de 100 millones de euros para los clubes, y su pérdida hará menos competitiva la Liga española de fútbol. Para su vicepresidente, el mundo del fútbol va a pagar lo que debería pagar y no pagan las SICAV (Sociedades de inversión de las grandes fortunas).
Las reacciones son interesantes, ya que desvelan, por ejemplo, que nuestra Liga es competitiva no por el acierto de directivos y jugadores, sino por la inyección de dinero del contribuyente. En este punto hay que recordar la rechifla generalizada que generó la decisión de la presidenta argentina, Cristina Fernández, de adquirir los derechos del fútbol, liberándolos de las manos privadas, como forma de financiación del fútbol. Parece que en España éramos más sofisticados, pero no sustancialmente distintos. Además, hay un agravante: el coste fiscal de cada gol de un jugador nacional era sustancialmente más elevado que el de los jugadores extranjeros acogidos a la Enmienda Beckham.
La comparación del vicepresidente de la Liga con las SICAV puede parecer demagógica, pero de ella se pueden extraer dos conclusiones interesantes. En primer lugar, que los impuestos que no pagan unos, los acabamos pagando entre todos. Esta afirmación es una perogrullada, pero en época de bonanza económica, nos habíamos olvidado y pensábamos que se podían bajar los impuestos indefinidamente. Otra conclusión es que la Enmienda Beckham no es el único beneficio fiscal que no cumple con los objetivos para los que fue diseñado. En consecuencia, no sólo al fútbol se le debería pedir que se ajustase al sistema fiscal general, ya que el objetivo, más que fomentar la cantera de los clubes, debería ser ayudar a equilibrar las cuentas públicas.
Francisco de la Torre Díaz es secretario general de Inspectores de Hacienda del Estado.
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