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Millet desvió 2,7 millones procedentes de subvenciones

El Palau seguirá investigando si hubo más estafas antes del año 2000

Lluís Pellicer

El ex presidente de la Fundación Orfeó Català, Fèlix Millet, dejó un agujero de 2,7 millones de euros en el consorcio del Palau de la Música, integrado por el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat y el Ministerio de Cultura. Las estimaciones, elaboradas por la consultora Deloitte, todavía no prevén las obras de ampliación del edificio del Palau de la Música, pero abren la puerta, según fuentes consultadas, a poder añadir a los cargos imputados a Millet el de malversación de fondos públicos.

Las fuentes consultadas por este diario no precisaron el monto final de la estafa. La cifra de consenso por ahora ronda los 28 millones de euros. Ello se debe a las remuneraciones percibidas por Millet y su mano derecha, Jordi Montull. Hay una cantidad de más de ocho millones de euros como remuneraciones y bonus. De éstos, el bufete que asesora al Palau considera que se pueden reclamar cinco -algunos se cobraron a través de empresas por trabajos que nunca se realizaron-, pero hay otros tres que dudan poder recuperar.

El imputado se gastó 300.000 euros en alquileres de vehículos

Si no pueden recuperar todo el dinero se debe a la desaparición del acta fundacional de la fundación, en la que presuntamente la junta dio a Millet la potestad de cobrar hasta el 10% del presupuesto si había superávit. Los abogados del Palau opinan que esa cláusula fue añadida posteriormente, puesto que no consta en los estatutos que tiene el Departamento de Justicia de la Generalitat. Ahora bien, sin el acta original no será fácil probarlo. "Éticamente es reprochable, pero legalmente hay otras cantidades que se abonaron y que sí se pueden cobrar", sostienen fuentes cercanas al Palau.

Estas mismas fuentes explicaron que 13 millones corresponden a retiradas en efectivo o mediante cheques bancarios, otros 1,8 millones fueron a adquirir inmuebles, mientras que 2,5 millones sirvieron para obras particulares en los domicilios de L'Ametlla del Vallès y Barcelona de Millet y en la casa de Teià (Maresme) de Jordi Montull. Otras fuentes también cercanas a la institución apuntan a que cabría añadir otros conceptos a esa cantidad. Por ejemplo, unos 300.000 euros en el alquiler de vehículos que están injustificados.

La auditoría de Deloitte señala que Millet se valió de las aportaciones continuas que se realizaban entre las tres entidades (consorcio, fundación y asociación) para desviar el dinero para sus usos propios. Las conclusiones de este análisis, que son provisionales, se presentarán la semana que viene a la junta de las dos entidades, que deberán decidir si llevan el documento a la fiscalía. Fuentes cercanas al Palau dan por hecho que así será.

Sin embargo, el Palau de la Música decidió anteayer no dejar aquí el informe. "Las tareas periciales deben seguir. Hemos constatado que en 2000 Millet ya desviaba cantidades menores, pero importantes. Por eso, hemos decidido ir para atrás. Y no pararemos hasta que no veamos que Millet no metía mano en la caja", afirman con rotundidad estas fuentes.

El Palau de la Música considera que Millet cometió "un delito continuado". Es decir, que nunca cesó de desviar cantidades de dinero. Y sus asesores legales aseguran que para este tipo de delitos no hay prescripción temporal. Pero además, a los auditores ahora les queda la tarea más ardua, que es la de cifrar el desvío de fondos de las obras de ampliación del Palau de la Música y de construcción del Petit Palau, que luego aportarán a la causa.

Inquietud en el Gobierno

Los 2,7 millones de euros en los que los auditores cifran el agujero negro del consorcio, que se nutre de fondos públicos, llegan cuando la Generalitat está ultimando la revisión de todas las cuentas de la entidad desde 2002. Por ello, el Ejecutivo catalán consideró ayer que los datos que arrojan los trabajos de Deloitte son "provisionales" pero, aun así, "preocupantes".

El Ejecutivo catalán afirmó, en un comunicado, que los resultados de Deloitte acreditan "la gravedad de los hechos sucedidos", por lo que los departamentos de Economía y Finanzas, Justicia y Cultura seguirán buscando la fórmula para controlar mejor el uso de los recursos públicos.

Los datos de la auditoría de Deloitte, no obstante, no distan mucho de las cifras que de momento ya baraja el Ejecutivo catalán. Los desvíos de fondos se hicieron sobre todo a través de las aportaciones que se realizaban desde el consorcio hacia la Asociación Orfeó Català, que es la propietaria del Palau. Una cantidad se destinaba en forma de mensualidades; otra estaba presupuestada, y por último, había un conjunto de facturas insuficientemente injustificadas que emitía la asociación.

Para examinar el agujero, la Generalitat está contrastando todos los certificados y facturas. Es decir, está viendo si lo que se aportaba al Orfeó llegaba allí o bien se perdía. Y de momento, los resultados arrojan que sólo una parte de lo que llegaba a la entidad se empleaba en fines asociativos.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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